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Efímeras: los insectos que eclosionan por cientos a la vez y son un bioindicador del estado del Guadalquivir

Nube de efímeras en la Ribera este pasado fin de semana.

Carmen Reina

9 de septiembre de 2025 19:59 h

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Este pasado fin de semana, cientos de insectos revoloteaban por la noche alrededor de la luz de las farolas de la Ribera, junto al Guadalquivir, llamando la atención de los viandantes. La imagen que dejaban es, en realidad, un auténtico espectáculo de la naturaleza, que solo se puede ver durante unos pocos días. Y es que se trata de los insectos conocidos como efímeras (Ephemerópteras), precisamente por su corta fase de vida adulta en la que pueden volar.

Las efímeras son insectos que “no producen picaduras ni constan alergias graves a los mismos”, explica a este periódico el biólogo especialista en entomología Fran Jiménez Carmona. Viven, en un primer momento, como larvas acuáticas -náyades o ninfas- y luego realizan su metamorfosis, pasando a poder volar durante unos pocos días. Es en ese momento, en su corta vida adulta, cuando copulan, ponen los huevos en el agua y mueren.

Precisamente la Ribera es donde se han avistado en estos días gran cantidad de efímeras al haber eclosionado de las larvas del agua del Guadalquivir. La imagen de esos cientos de insectos revoloteando a la luz de las farolas solo se da durante unos días y solo una vez al año, para cumplir su función reproductora y morir.

“En esta especie suele ser siempre a finales del verano cuando emergen del agua y eclosionan”, señala este experto. “Es muy llamativo, muy escandaloso, porque lo hacen todos a la vez y se produce en muy poco tiempo”, indica sobre esas nubes de insectos que se podían ver junto al Guadalquivir.

Su presencia y la calidad del entorno natural

Estos insectos son, además, un bioindicador del estado del entorno en el que viven, es decir, su presencia muestra que la salud de la zona natural en la que viven es buena y pueden vivir y reproducirse en ese espacio. De hecho, recuerda este entomólogo, la zona de los Sotos de la Albolafia se ha llegado a equiparar, en cuanto a insectos, a entornos completamente naturales como Cazorla.

Las larvas de efímeras se alimentan bien de plantas (fitófagas) o bien son detritívoras, es decir, consumen pequeñas partículas de materia orgánica en descomposición. Precisamente esto las hace cumplir una función de reciclaje de nutrientes en los ecosistemas fluviales.

Junto a ello, las larvas en el agua de estos insectos son también alimento de peces y aves en el río Guadalquivir. Pero la cantidad de huevos que eclosionan es tal que gran cantidad de ellos acaban emergiendo y convirtiéndose en las efímeras para cerrar el círculo de su vida. Y, así, seguir cumpliendo su función en el ecosistema del Guadalquivir a su paso por Córdoba.

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