La Fiscalía mantiene la acusación contra Bretón por doble asesinato
El Ministerio Público y la abogada de Ruth Ortiz piden 40 años de cárcel y el abogado del acusado su libre absolución
La Fiscalía y la acusación particular mantienen la misma petición de pena de 40 años de cárcel para José Bretón por la acusación de doble asesinato de sus hijos, Ruth y José, y la posterior simulación de delito (al tratar de hacer pasar el suceso como una desaparición). Así lo han manifestado las partes en la vista de esta mañana. La defensa de Bretón, por su parte, eleva a definitiva su petición de absolución del acusado. El lunes que viene, el juicio contra José Bretón quedará visto para sentencia tras la exposición de los alegatos finales de la Fiscalía, la acusación y la defensa. El acusado podrá acogerse a su derecho a una última declaración y el juicio quedará a la espera del veredicto del jurado y la condena del juez.
En la vista de esta mañana, antes de las conclusiones definitivas se ha visionado y escuchado parte de las pruebas documentales. Por ejemplo, se ha escuchado cómo el 16 de octubre de 2011, una semana después de que presuntamente asesinase a sus hijos y un antes de ser detenido, José Bretón filtreó con una antigua amiga a la que no veía desde hacía 14 años. Lo hizo por teléfono. Fue una conversación larga y de tono casi adolescente, ajena completamente al salvaje drama que en teoría estaba viviendo el padre de Ruth y José.
Bretón todavía no había sido detenido por el doble crimen, pero su imagen y su desgracia ya ocupaba la portada de todos los periódicos y los informativos. Cuando habló con su amiga para tratar de arrancarle una cita, Bretón nunca le mencionó a sus hijos ni lo que había pasado. Y esa llamada con ánimo claro de ligar la hacía justo cuando acababa de terminar una lacónica conversación con Ruth Ortiz, su todavía esposa y la destrozada madre de sus hijos. “Me gustó mucho la carta que me enviaste”, se ha escuchado decir a Bretón en la sala. “Tú eres más fuerte que yo. Yo he perdido a los niños y yo te los devolveré”, le dijo a Ortiz. Un minuto después, llamó a la antigua amiga.
Al día siguiente, el 17 de octubre de 2011, minutos antes de ser detenido, Bretón llamó por última vez a Ruth. “Mi prioridad es tener a los niños”, dice la madre de los niños. “Exactamente, exactamente”, responde él. “¿Tu me los vas a traer?”, le insiste la mujer. “Te los tengo que traer”, dice. “Vale, vale. Venga, hasta ahora”, se despide la mujer. Acto seguido, según se ha contado a lo largo del juicio, Bretón terminaría pidiendo a la policía que se le detuviese. Esa noche durmió en comisaría.
El Ministerio Público y la abogada de Ruth Ortiz consideran que Bretón mató a sus hijos el 8 de octubre de 2011 e incineró sus cuerpos en su finca de Las Quemadillas. Luego hizo pasar su crimen por una desaparición. El padre denunció haber perdido a sus hijos en el parque Cruz Conde, mientras paseaba con ellos. La llamada que hizo al 112 esa tarde ha sido escuchada en la sala. Bretón, una vez más, apenas ha parpadeado, manteniendo el mismo rictus aunque mostrando, dentro de sus limitados registros, algo de emoción al escuchar su propia voz describiendo el aspecto de sus hijos.
“Hará media hora que no los tengo localizados”, le dice al operador. Muy nervioso, el profesional del 112 le pregunta por distintos datos a Bretón. Hablan de las direcciones en la que se han podido perder los niños. “El parque del Cola Cao”, acierta a decir Bretón, que nunca da el nombre exacto del parque Cruz Conde. “Que no los encuentro”, le grita Bretón al 112.
Acto seguido, el jurado visiona un vídeo de Canal Sur en el que se recogió toda la reconstrucción que el 21 de octubre de 2011 el juez instructor, José Luis Rodríguez Lainz, el mismo día en el que fue enviado a prisión, acusado de la desaparición forzosa de sus hijos.
Durante la vista se han escuchado otras conversaciones de Bretón con su amigo guardia civil que compareció como testigo. En la grabación, Bretón se queja a su amigo de cómo se estaba llevando la investigación y llega a emocionarse y a balbucear entre lágrimas en un momento.
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