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El PSOE se conjura para no sucumbir al desconcierto por el futuro de Pedro Sánchez

María Jesús Montero, este sábado en la calle Ferraz.

José Enrique Monrosi

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Llantos desconsolados, abrazos, lluvia, Rafaella Carrá, Bizarrap, Pedro Sánchez en su casa y miles de personas frente a la sede. Es complicado saber si el de este abril de 2024 es ya el Comité Federal más extravagante de la historia reciente del PSOE, en competencia directa con aquel otro de 2016 que también giró en torno al futuro de Sánchez. Entonces, el partido lo echó en contra de su voluntad. Esta vez, lo que pretende es que no se vaya.

Sí fue con toda probabilidad el más multitudinario de cuantos se hayan celebrado hasta la fecha. Más de 12.000 militantes y simpatizantes llegados de todos los rincones del país, según datos de la Delegación del Gobierno, siguieron en directo desde las pantallas instaladas en plena calle Ferraz un cónclave que supuso una manifestación explícita del cierre de filas con el líder del PSOE. También una petición expresa de que no dimita. Aunque fue, en realidad, muchas más cosas.

Sirvió, por momentos, de terapia colectiva del socialismo. Nadie acierta a disimular que al partido lo envuelve un inmenso desconcierto desde que el miércoles Pedro Sánchez dijera que no sabe si merece la pena quedarse y diera paso a cinco días de reflexión que han dejado al Gobierno y al PSOE como en suspenso. 

Porque nadie o casi nadie puede hablar desde hace cuatro días con su secretario general. Así que nadie, o casi nadie, sabe si ya ha concluido su reflexión y si tiene a estas alturas una decisión tomada. Solo hay opiniones, pálpitos, sensaciones. Y ninguna durante el Comité Federal era optimista respecto a que el presidente permanezca en su cargo, pese a la esperanza de que el mensaje de este sábado acabe por calar de aquí al lunes.

La incertidumbre, en cualquier caso, deja un enorme hueco político. El que intentaron llenar las intervenciones de este sábado con continuas alusiones al “orgullo” de la historia socialista. “Aquí está el PSOE. Somos la izquierda transformadora, la que no se conforma con soñar un mundo mejor sino que lo hace con el Boletín Oficial del Estado”, reivindicó María Jesús Montero, la persona con más poder orgánico e institucional en ausencia del presidente. 

Ese hilo de apelar a la autoestima frente a la “campaña de la jauría” lo siguieron en sus intervenciones el resto de dirigentes. Uno de los más aplaudidos fue el líder de los socialistas vascos, Eneko Andueza, que llegó a aludir a las víctimas del franquismo o a las del terrorismo de ETA en su interpelación a los sentimientos de Sánchez. “Me ha venido mucha gente a la cabeza: Rubalcaba, Chacón, Txiki Benegas, los socialistas que perecieron en las cunetas y los que teníamos que mirar debajo del coche. Piensa en todos esos socialistas, Pedro”. 

También se retrotrajo en el tiempo Óscar Puente, una de las personas más cercanas al presidente del Gobierno. El ministro aludió directamente a Sánchez por su reflexión sobre si merece la pena o no seguir adelante tras la investigación abierta a su pareja en un juzgado de Madrid por una denuncia que los socialistas consideran falsa y parte de una “cacería” política. 

“Yo me hago esa pregunta y me contesto con la historia de mi abuelo Antonio”, dijo. “En el 39 lo detuvieron para matarlo pero un amigo lo bajó del camión y pasó tres años en la cárcel de Valladolid con palizas diarias y manguerazos de agua fría. Y cuando yo pienso en mi sufrimiento, pienso en él y creo que el mío es mucho más liviano. No puedes rendirte, no puedes entregarle a la derecha la cabeza que busca, la del secretario general del PSOE. No puedes permitirlo, Pedro”, clamó Puente. 

Incluso el líder de los socialistas en Castilla-La Mancha, el presidente autonómico Emiliano García-Page, participó personalmente de esa conjura en la que acabó convertido el Comité Federal. Page también mostró su respaldo al secretario general, con el que lleva años muy distanciado personal y políticamente y con el que empatizó tras recordarle, eso sí, que no solo él afronta complicaciones por su actividad política. 

“Cada uno habla de lo que sufre y nosotros vivimos cuatro años de Cospedal, la amiga de Villarejo. Siempre he reaccionado con la determinación de no dejar ni una sola calumnia sin contestar. Y para contestar a esta campaña vais a contar con todo nuestro apoyo, con el mío particularmente. Porque no se puede consentir”, dijo en referencia a su respaldo personal a Sánchez, al que no llegó a pedir explícitamente que se quedara. 

“No vamos a consentir que España retroceda”

La convocatoria también sirvió para que los socialistas lanzaran un aviso a la derecha sobre el futuro político del país, incluso más allá de la decisión del presidente. “No pueden salirse con la suya”, dijo María Jesús Montero, que no hizo referencias explícitas a la hipótesis de qué pasará el hipotético día después sin Sánchez, pero sí quiso alumbrar un futuro de continuidad de las políticas progresistas para alejar la hipótesis de unas elecciones que puedan favorecer un vuelco a la derecha.

“No podemos consentir que España retroceda. Es más: no vamos a consentir que España retroceda. Las democracias retroceden cuando la gente piensa que el verdadero poder no depende de su voto, cuando la política se convierte en lodazal y cuando se deslegitima el resultado de las urnas”, planteó Montero para disipar la esperanza de la derecha y la ultraderecha de un vuelco político en base a la posible renuncia del presidente.

A falta aún de una decena de las intervenciones previstas, el Secretario de Organización tomó la palabra para adelantar por sorpresa el final del Comité Federal y pedir a los dirigentes que bajaran a sumarse a la movilización junto a la militancia que aguardaba bajo la lluvia. “Creo que es el momento de que salgamos a la calle con esos miles de compañeros y compañeras para fundirnos en un abrazo y gritarle a nuestro secretario general que merece la pena”, ordenó Santos Cerdán. 

En la calle, dirigentes y ministros como Félix Bolaños, Óscar Puente o Teresa Ribera no pudieron contener las lágrimas. Las personas allí congregadas recibieron a la cúpula de su partido entre aplausos y gritos de apoyo a Pedro Sánchez. En los altavoces sonó entonces una lista de reproducción con temas como ‘Quédate’, de Quevedo y Bizarrap, ‘Pedro’, de Rafaella Carrá o ‘Papá cuéntame otra vez’ de Ismael Serrano. Y a esas alturas ya nadie sabía muy bien si estaba en una fiesta o en un funeral, si asistía a un intento de estímulo para Pedro Sánchez o a un homenaje de despedida. 

La dirección de comunicación del partido subió minutos después a sus redes sociales un vídeo con las imágenes de ese momento y un tema del grupo Supersubmarina, cuya letra implora: “Así que manda una señal, algo que sirva como luz”. La señal llegará, por fin, el lunes. Otra cosa será la luz.

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