Rafael Obrero: “Si los políticos son influenciables, los solares del Casco seguirán vacíos por los siglos de los siglos”
Rafael Obrero Guisado (Córdoba, 1969) es uno de esos pocos arquitectos que tiene la ciudad en la cabeza. Pero, sobre todo, el Casco Histórico. Y de eso va precisamente esta entrevista, del gran tesoro que una ciudad como Córdoba ha logrado conservar: un lugar único en Europa a pesar de todo.
Obrero ha sido decano del Colegio de Arquitectos y gerente de la empresa municipal de vivienda Vimcorsa, pero es mucho más. Ilustrador, artista y uno de esos expertos de ciudad al que acudir cuando pasa algo en el Casco Histórico, como el derrumbe de hace dos semanas en un solar de la calle San Fernando que hizo que se viniera abajo parte de la muralla romana. Obrero explica las causas, analiza la realidad y también aporta soluciones para el futuro.
Actualmente, tiene abierta una exposición en Photogallery llamada Minor Swing donde ha convertido notas de canciones en acuarelas y donde expone esos paisajes geométricos de la provincia que ha dibujado. Imparte talleres de dibujo, organiza eventos y exposiciones y sigue pensando en clave de ciudad. La prueba, la hora de entrevista que ha concedido a CORDÓPOLIS en la parte alta del Musa.
"El principal valor que tiene Córdoba es su Casco Histórico; o cuidamos de eso o la gallina de los huevos de oro nos la cargamos"
PREGUNTA. No hace falta que te presentes. Pero sí que me gustaría saber en qué estás ahora mismo. Por ejemplo, tienes una exposición maravillosa en Photogallery, en la calle Jesús y María, a la que invitamos a todo el mundo, abierta hasta el 3 de noviembre. Pero, ¿qué estás tramando?
RESPUESTA. Siempre he firmado como arquitecto e ilustrador. Es verdad que la parte de ilustración ha comido más terreno a la de arquitectura, aunque sigo en activo. El tiempo que le dedico a la arquitectura es menor. Pero todo gira en torno a la ciudad. Al final, todo desemboca en lo mismo. Estoy haciendo montaje de exposiciones, organización de eventos, publicaciones, diseño... Las circunstancias profesionales me han llevado a diversificar. Pero es verdad que donde me encuentro más cómodo es en la ilustración, el dibujo e impartiendo talleres también.
P. Te podemos definir como un arquitecto de ciudad. Desde un punto de vista crítico, ¿hacia dónde ves la evolución de la ciudad actual? Ya hemos pasado varias fases, como la del crecimiento desordenado que se intentó ordenar, el parcelismo desaforado e incluso problemas con el patrimonio.
R. La papeleta fundamental que tiene que ver con la ciudad en este momento es cómo afrontar el mantenimiento y en cierto punto la regeneración del Casco Histórico. En varios planos, además. No es solo una cuestión de que haya edificios en ruinas, solares abandonados o semi abandonados, sino también una cuestión de uso. A su vez se abren ahí también varias líneas. Una es la aberración de los souvenirs en la Judería, por ejemplo, que generan una contaminación visual brutal que va en oposición directa al principal valor de la ciudad. Y luego se empiezan a plantear problemas como el uso turístico en contraposición al residencial. Eso que ahora mismo está en un punto de equilibrio no debemos dejarlo de lado e intentar acotarlo para que no se vaya de las manos y pase como en otras ciudades, donde el uso turístico está expulsando al residencial y la ciudad está pagando una alta factura. En los barrios de la periferia es verdad que hay cuestiones por solucionar pero no son tan graves como esta cuestión. Entre otras cosas porque uno de los principales valores de la ciudad es el turismo y el principal valor que tiene Córdoba es su casco histórico. Por tanto, o cuidamos de eso o la gallina de los huevos de oro nos la cargamos. Y de la mano de esto te diría que entiendo que se está poniendo el carro delante de los bueyes. En vez de trabajar sobre el patrimonio y que a resultas de ese trabajo el turismo se enganche, se está haciendo al contrario. Se está poniendo a disposición del turismo o de la promoción de la ciudad el patrimonio. Conceptualmente está equivocado. Quien debería marcar la pauta aquí son los restauradores, los rehabilitadores, gente que esté pensando en la ciudad, en el patrimonio, pero no gente que esté pensando en el turismo o la promoción de la ciudad.
"Se está poniendo a disposición del turismo o de la promoción de la ciudad el patrimonio. Conceptualmente está equivocado"
P. Ese problema ya se intuía en el lejano año 2003, en el que se aprobó un plan de protección del Casco Histórico que desde mi punto de vista es maravilloso, muy conservacionista y que persigue que estos problemas no se produzcan. Pero qué difícil es que se cumpla.
R. Siempre digo que tanto el Plan General de Ordenación Urbana como el Plan Especial de Protección del Casco Histórico son muy incómodos para el técnico. Pero gracias a ellos tenemos la ciudad que tenemos, y la gente se maravilla cuando viene a verla. O sea, yo soy muy crítico con la ciudad cuando estoy aquí. Pero es verdad que cuando salgo de la ciudad y regreso veo que tenemos una joya, una maravilla. Eso es gracias a que esas normas han sido muy restrictivas y nos lo han puesto muy difícil a los arquitectos. Vuelvo al asunto de la contaminación visual de la Judería: eso viene recogido en el Plan Especial del Protección del Casco Histórico. ¿Por qué no se cumple? Porque el lobby de presión de los comerciantes tiene cogido del cuello al político. En cuanto el político intenta dar un paso y revertir esa situación inmediatamente se le echan encima. A mí eso me resulta incomprensible. Cuando ejerces la política te encuentras con una serie de trabas y problemas que los que estamos fuera no tenemos, eso es cierto. Pero no es menos cierto que al final hay una cuestión muy simple: el interés particular contra el interés general de la ciudad. No habría que tener dudas. No es una cuestión de votos o no, sino de mirar por los intereses de la ciudad. Por eso me resulta incomprensible que ese tipo de situaciones no se hayan abordado aún.
"Tenemos una joya en el Casco Histórico gracias a unas normas muy restrictivas que nos lo han puesto muy difícil a los arquitectos"
P. ¿De verdad se vende más con tanto tenderete en la Judería? Yo creo que es al contrario, que la calle se va a ver más bonita sin tanto cambalache.
R. Yo lo tengo clarísimo. De todas manera hay cuestiones que no se tienen que tener en cuenta para gestionar una ciudad. El político no puede tener en cuenta para gestionar la ciudad si este señor va a vender más o menos teniendo más cosas en su fachada. Ese no es un parámetro a tener en cuenta, sino que la ciudad tiene que estar limpia y con un paisaje que corresponda a su trama histórica: el paisaje urbano de Córdoba en esa zona son paredes encaladas y blancas. Es que no hay más. Aún así, hay tiendas en la Judería que son respetuosas y son un ejemplo de cómo se debería hacer esa promoción. Por supuesto que se debería marcar una tendencia con ellas y que sirvan de ejemplo al resto de comerciantes. Pero vamos, cuando tú igualas las condiciones y todo el mundo tiene su mercancía dentro, se trabaja mejor. No vamos a entrar en la calidad de la mercancía, que al 80% es fabricada fuera. Hay un ejemplo ahora en Venecia, que se encuentran con un problema similar. El souvenir que se está vendiendo, como cristal de Murano, está fabricado en China. Venecia va a iniciar ahí una lucha no tanto por la contaminación visual, que también, sino porque se está mermando su artesanía local. Yo estoy muy atento a eso, a ver cómo son capaces de solucionarlo, y ver si son capaces de limitar la venta de esos productos como protección a su mercado local. De ahí se podría tomar alguna referencia para importarla a Córdoba.
P. Ahí se me ocurre algo que tenemos muy olvidado, que sigue existiendo en la Judería de Córdoba, que es el zoco de artesanos. No sé cuántos artesanos quedan, pero es el lugar perfecto para que el turista consuma artesanía local.
R. Han pasado varias corporaciones y parece que eso está ahí enquistado, no son capaces de revitalizar el zoco y de volver a sacar a concurso esos pequeños espacios de creación y venta. Son un escaparate fantástico. El lugar está muy bien emplazado en un flujo constante de visitantes, un espacio bonito y agradable para el trabajo. Podría ser también un recurso muy bueno para el artesano.
P. Al final se acabará convirtiendo en un mercado gastronómico (risas).
R. Vamos en esa tendencia. Aunque espero que no y que no entremos en el monocultivo de la gastronomía. Hay otras cosas en la ciudad que merecen la pena para que se potencien y se protejan.
P. Hoy día, vivir en el Casco Histórico es un acto de fe.
R. Precisamente un acto de fe, porque es raro el fin de semana que no hay un vía crucis, una procesión o una salida. Que yo lo respeto todo, pero creo que llevamos un par de años que se está haciendo un poco inhabitable. Está bien que eso se concentre en la Semana Santa y a mí me gusta. Lo respeto pero es que además me gusta, en pequeñas dosis. Y me gusta ver que la gente esté comprometida en lo que cree. Es bueno para la ciudad. Pero no tiene sentido que fin de semana sí y fin de semana no no puedas entrar a tu cochera o no puedas salir de tu portal porque está la calle ocupada por una procesión o un vía crucis. El Ayuntamiento tenía que tener un poco de visión.
"La ciudad tiene una oportunidad magnífica para recuperar espacios, solares y edificaciones con intervención pública o no, para el uso residencial"
P. No solo hay abuso del uso religioso de la vía pública. El Casco también está inundado de turistas y cada vez es más complicado vivir cómodamente en el Casco Histórico. Y si los vecinos no están cómodos, al final se van. Y si se van, adiós Casco Histórico.
R. De todas manera yo creo que la razón fundamental por la que alguien viene a vivir en el Casco Histórico es por estar en un entorno con una riqueza patrimonial absoluta, por tener una ciudad amable donde se van reduciendo las vías de tráfico y se puede pasear, tienes todos los servicios cerca. La vida cultural de la ciudad, mucha o poca, la tienes muy próxima. Esas son razones que atraen a la gente a vivir en el Casco. Mientras que eso perviva, la gente va a seguir queriendo vivir en el casco independientemente de las molestias puntuales. En menor medida, pues son situaciones de un solo día, como la Noche Blanca del Flamenco. Pero claro, todo suma. Y al final la gente acaba pensándose si merece la pena vivir aquí o no. De todas formas, en esa balanza pienso que aún pesa más lo primero que hemos comentado, lo agradable que es vivir en el Casco, la cercanía a los servicios, etcétera, mucho más que la parte incómoda.
P. Estuviste en Vimcorsa hasta el año 2011. Creo que a ti fue a una de las primeras personas que escuché hablar del concepto “rehabitar el Casco”, volver a esa zona de Córdoba de la que se salió porque sus vecinos vivían hacinados. Lo relacionabas con una manera de vivir en Córdoba como son las famosas casas patio. Han pasado por la parte más corta ocho años y no sé si el casco ha ganado o ha perdido. Creo que ha perdido más vecinos de los que ha incorporado, a la vez que ese concepto de habitar en una casa patio va muriendo.
R. Ahora está en marcha alguna iniciativa como Patios de la Axerquía que trata de recuperar ese modo de habitar. Yo creo que la ciudad tiene una oportunidad magnífica para recuperar espacios, solares y edificaciones, con intervención pública o no, para el uso residencial. Esa oportunidad se está perdiendo también. La ciudad no se puede permitir tener el número cada vez más elevado de casas en ruinas, deshabitadas o solares que posee en pleno Casco Histórico. No hablamos solo de la parte incluida en la lista de Patrimonio Mundial de la Unesco sino de toda La Axerquía. Ahí hay un recurso maravilloso. Pero para eso hace falta que el político de turno no tenga miedo a la etiqueta de intervencionista. Yo particularmente soy partidario del intervencionismo, en su justa medida. ¿Cómo puede intervenir el político? Puede hacerlo, y ha sido una polémica reabierta con el derrumbe de la calle San Fernando, reactivando la ordenanza de solares y edificaciones ruinosas. Esa ordenanza lo que viene es a dotar de una herramienta al Ayuntamiento para obligar a los propietarios a que construyan en esos solares y edificaciones ruinosas, y no se queden sin intervenir por décadas. Y eso, unido a la promotora pública Vimcorsa, u otras privadas, a las que interese construir podría ser una reactivación del sector residencial en el casco histórico. Perfectamente. Pero si los políticos no se lo creen, si los políticos son permeables o influenciables por la parte privada que tiene esos solares en contra del interés público, eso va a seguir así por los siglos de los siglos.
P. ¿Hay algún estudio concreto del número de solares vacíos en el Casco Histórico?
R. Hay un estudio que publicó ABC la semana pasada en el que se recoge el número de solares y edificaciones en ruinas que hay. Es un número muy elevado de edificaciones. Ese trabajo, que debería haber hecho el Ayuntamiento, por cierto, está hecho por las asociaciones de vecinos, es un recurso que se da la mano con el registro de edificaciones. O sea, mañana mismo si hubiera voluntad se pondría en marcha eso. Y se pone en marcha de una manera muy sencilla, que es mandando una notificación a los propietarios diciendo que tienen un plazo de dos años para iniciar actuaciones de construcción o rehabilitación del inmueble. Y punto. Con eso se pone en marcha un reloj con el que al cabo de los dos años, si no se pone en marcha la actuación ese solar entra en el registro y es susceptible de sacarse a subasta pública. Eso sería reactivar la actividad en el Casco Histórico. O un modo de incentivar la mano de obra y el trabajo en el Casco Histórico. Sé por qué no se lleva a cabo, pero me resulta difícil comprender por qué se antepone el interés privado al interés público.
"Me resulta difícil comprender por qué se antepone el interés privado al interés público en el casco histórico"
P. Precisamente con el derrumbe de la muralla romana de la calle San Fernando, hablando con técnicos de la Gerencia Municipal de Urbanismo detallaban que el gran problema precisamente era la falta de una edificación que actuaba de sujeción sobre este baluarte histórico. Y se cae, perdiendo así un patrimonio de 2.000 años de historia. Cuando pasan las cosas es cuando nos lamentamos. Incluso tan grave como el patrimonio es el caso de otros solares que se pueden venir abajo y arrastrar a otras viviendas. Ya vimos lo que pasó hace más de una década. No sé si estamos ante una situación de emergencia púbica sobre el casco histórico de Córdoba.
R. Sí, sí, por eso te digo que es un asunto al que urge darle solución. Todo eso súmalo a que la Inspección Técnica de Edificios (la ITE) no se ha puesto del todo en marcha. Hay un montón de edificaciones que no sabemos en qué situación están y cualquier día puede haber un colapso en su estructura. Es que no sabemos cómo están. La gente, cuando tiene capacidad económica para revisar y conservar su vivienda, no hay problema. Pero hemos pasado una época de crisis en la que la gente ha tenido que priorizar y ha carecido de los recursos para seguir con el mantenimiento. Este tipo de edificaciones con tantos años de antigüedad necesitan un mantenimiento constante.
"Hay un montón de edificaciones que no sabemos en qué situación están y cualquier día puede haber un colapso en su estructura"
P. Vamos a ponernos en una hipótesis. Si una de esas edificaciones colapsa, con una normativa aprobada que el Ayuntamiento no ha puesto en marcha, imagino que puede derivar en responsabilidades políticas.
R. Indudablemente. Está claro. Lo que no se le puede pedir a una familia a la que le cuesta trabajo llegar a final de mes es que además se gaste 8.000 o 10.000 euros en arreglar una cubierta. Es que es imposible. La única manera es tener la ITE, determinar cuál es la gravedad de los daños y que en paralelo haya un programa de ayudas que contribuya a ese mantenimiento del casco. Es verdad que los recursos de la administración son limitados, sí. Pero es que no se está haciendo nada. Poco a poco vamos atajando, vamos a priorizar las situaciones más graves, como se hizo en las áreas de rehabilitación prioritaria que se pusieron en marcha. Poco a poco vas atajando. No lo resuelves en dos años, pero en diez o quince años tienes el parque de viviendas revisado y acondicionado. Pero es que hoy no se está haciendo nada.
"Los recursos de la administración son limitados, sí. Pero es que no se está haciendo nada"
P. Hay 140 millones de euros en la cuenta del Ayuntamiento, según el propio gobierno municipal.
R. Pues es una cuestión de prioridades. Tener un Casco Histórico cuidado repercute en lo que decíamos al principio: si el recurso principal de la ciudad es el turismo, si lo que a la gente de fuera le maravilla es que la ciudad tiene un caserío muy bien conservado... Ese empeño del plan especial del Casco de preservar ambientalmente la edificación ha hecho que el casco de Córdoba sea uno de los mejor conservados a nivel ambiental de España e incluso de Europa. Todo repercute. Si cuidas ese caserío tienes un recurso sobre tu principal valor diferencial para el turismo.
P. ¿Cuántas casas patio hemos perdido en muy poco tiempo?
R. No te sabría decir, pero hay muchas y algunas muy significativas. Hay alguna joya oculta que como no se han presentado a concurso nunca o se presentaron hace muchos años y luego han estado completamente cerradas no sabemos que las hemos perdido. Por ejemplo, en la calle Armas. En algunos sitios más de la ciudad hay algunas casas que difícilmente van a poder ser recuperadas con el valor arquitectónico y ambiental que tenían. Eso es algo que la ciudad no puede permitirse, indudablemente. Ahí volvemos a lo de antes. Hay que poner en marcha mecanismos que empujen al propietario a darle uso a esas viviendas. El mal menor es el uso turístico, pero al menos estamos conservando la vivienda. Pero hay algunos casos que ni eso.
"El mal menor es el uso turístico, pero al menos estamos conservando la vivienda. Pero hay algunos casos que ni eso"
P. Sí, eso lo comentaba con un amigo que es arquitecto, que al menos el boom turístico está ayudando a conservar parte del parque de vivienda del Casco que está en ruinas.
R. Claro, ese es el equilibrio que hay que conservar. Está bien que haya edificios que se destinen para uso turístico, pero que nunca sea el uso principal del Casco. Todavía estamos muy lejos de esa situación, pero hay que intentar acotarlo para que no entremos en ese monocultivo.
"Aquí debería haber estudiantes de medio mundo viendo cómo intervenimos en el Casco Histórico y cómo lo rehabilitamos"
P. ¿Qué recursos está dejando pasar la ciudad donde es potencia a nivel mundial?
R. Me refiero desde la restauración, rehabilitación en todos los sentidos, desde cambiar un rollizo de palo en una cubierta hasta la última tecnología que se emplee en el salón rico de Medina Azahara. Ahí hay un abanico de posibilidades. Aquí debería haber estudiantes de medio mundo viendo cómo intervenimos en el Casco Histórico y cómo lo rehabilitamos.
P. ¿Estás planteando un máster o una escuela?
R. La Universidad de Córdoba no tiene estudios de arquitectura. Pero tiene otros estudios que están relacionados con la técnica constructiva. Pero da igual. Perfectamente podrían tener máster en colaboración con la Universidad de las escuelas de Sevilla, Granada o Málaga, y que hubiera gente aquí de Omán, Noruega o Italia viendo cómo afrontamos ese tipo de intervenciones los que somos expertos porque llevamos haciéndolo 2.000 años. Estando yo en Vimcorsa han venido del País Vasco a ver cómo estábamos rehabilitando Martín de Roa, que es una intervención muy particular porque solo se atacan partes muy concretas de la vivienda que se sustituyen para que no pierda su calidad ambiental. Se hizo una labor de cirugía, no una reconstrucción tal cual. Con cuidado para no eliminar ese valor ambiental que se tiene. Eso es algo que se está dejando pasar y que podía posicionarnos a nivel internacional académicamente de una manera muy relacionada con nuestro patrimonio.
"Lo primero que haría sería dejar de promocionar la fiesta de los patios"
P. Tendemos a idealizar el concepto del patio de Córdoba. Esa fiesta puede acabar muriendo de éxito: todo concentrado en dos semanas, donde el turista colecciona visitas por entrar y donde la vida en el patio queda totalmente alterada a ese concepto inicial de la ayuda entre vecinos. Aquí sí que estamos asistiendo a la muerte de esa singularidad cordobesa.
R. Es que lo primero que yo haría sería dejar de promocionar la fiesta de Los Patios. Promoción de Patios de Córdoba, cero. Consignado en el presupuesto, cero. Es que no va a hacer falta. El Cabildo no hace promoción de la Mezquita. Es que no le hace falta. Pues lo mismo le ocurre a los patios. Sin embargo, sí que aprovechando esa etiqueta que tiene Córdoba que no hace falta pagarla ni alimentarla, el Ayuntamiento sí que podría dirigir la atención hacia otros eventos en otras épocas del año que intentaran disminuir la presión sobre los patios en la época del concurso. Está claro que el patio en la época del concurso está completamente desvirtuado. No se parece en nada a lo que en su momento fueron los patios abiertos para el disfrute del vecino. Si el germen de la fiesta de los patios era que en una situación de infravivienda, en la que hay familias de cuatro o cinco miembros hacinadas en una habitación de 12 metros cuadrados, y a su vez hay ocho o diez familias en el mismo inmueble, y el patio es el salón común, la única estancia digna donde recibir a alguien que viene a verte. Por tanto, entre todos se cuida ese espacio de bienvenida, y aparte es el lugar en el que se celebraba una boda, un bautizo, una comunión... Cualquier celebración se hacía ahí. Ese es el verdadero espíritu de la fiesta de los patios, eso es lo que está escrito en la lista de Patrimonio Inmaterial Mundial. Eso evidentemente no lo ves cuando llegas a un patio en los 15 días de concurso. Cuando visitas un patio en esa época lo que ves es un mar de cabezas. Pero ese espíritu que se trataba de preservar se ha perdido completamente. Quizás fuera del concurso, en algún momento se puede respirar ese ambiente, si eres próximo a una familia o tienes algún conocido. Eso sí. Pero realmente, ese espíritu germinal de la fiesta de los patios en el concurso desde luego no se puede apreciar. Deberíamos asumirlo. Pero vamos a intentar no cargárnoslo. Ya que está muy machacada la parte inmaterial, al menos la material vamos a protegerla. Que la cuestión de gestión y uso no acabe por hundirlo definitivamente. ¿La solución es visitas limitadas? No lo sé, realmente. Eso, además, en una conversación de taberna no se puede solucionar. La fundación de los patios debería estar ya en marcha. Es lamentable que el principal recurso de la ciudad que son los patios tenga que estar con Trueque 4...
"Hay mecanismos para obligar al dueño de un solar o casa en ruinas en el Casco a darle uso"
P. ... ¡cerrado!
R. Cerrado. Porque no hay una dotación de 25.000 o 30.000 euros para que haya una persona allí permanentemente. Es que es lamentable. Las prioridades no sé dónde están. Pero ya te digo que si hubiera de modo permanente, porque eso es otra cuestión, una fundación... Cuando acaba el concurso, surge el debate de si no ha funcionado tal o cual. Pero luego entramos en la Feria y eso se queda en un segundo plano. Después viene agosto, nos vamos de vacaciones y eso ya se olvida hasta dos meses antes del concurso cuando ya no hay tiempo para meterle mano al asunto. Si hubiera una fundación, un grupo permanente pensando sobre el concurso, que invitara a quien hiciera falta... iríamos en camino. Pero no estar al albur del político o el técnico de turno. Los técnicos hacen lo que pueden.
"La fundación de los patios debería estar ya en marcha"
P. El patio de Trueque fue un proyecto vuestro, ¿no?
R. El patio de Trueque, el patio de San Juan de Palomares y la intervención en Martín de Roa fueron tres acciones en lugares de un cierto interés patrimonial que llevó a cabo Vimcorsa y que venían ya del anterior gerente, Portillo, que había peleado porque se incluyeran en las áreas de rehabilitación concertadas. Había dejado el terreno abonado y nosotros decidimos consignar presupuesto y llevar a cabo la expropiación. En San Juan de Palomares se consiguió meter una vivienda y no se ha perdido su uso primitivo. En Trueque se optó por darle un uso más museístico de apoyo a la fiesta de los patios. Y Martín de Roa fue una intervención sui generis porque sigue perteneciendo a una fundación, aunque el proceso se llevó a cabo de modo que el Ayuntamiento tiene un ascendente sobre esa propiedad. Son ejemplos de lo que se puede hacer. Si hay voluntad política, y técnica, en varias áreas municipales las cosas se pueden llevar a cabo. Cuestan trabajo, mucho, hay que poner a mucha gente de acuerdo, se tienen que priorizar determinadas cuestiones, pero al final se pueden hacer.
P. ¿Cundían más los expedientes antes que ahora? Tengo la sensación de que antes se ponía en marcha algo y no tardaba una eternidad. Ahora se encuentra con muchos problemas, no sé si administrativos o es que falta personal en las instituciones, o hay una menor capacitación.
R. Creo que hay varios factores influyendo. Uno de ellos puede ser la falta de personal. Ha habido una época en la que los ayuntamientos no han podido hacer contrataciones, algo que ha limitado el margen de maniobra. Hay también un incremento de los controles a través de Intervención. Eso viene de los casos de corrupción que se han dado. Entonces, los interventores no se pillan los dedos en absoluto. Aparte de que eso ralentiza los trámites. Y luego hay una cuestión de implicación. Hay muchos proyectos de ciudad que como no haya un técnico, un funcionario o un político que apadrine un proyecto y esté encima de él constantemente, pasando de despacho en despacho, preguntando e insistiendo, como no se haga así al final eso no sale.
"Hay muy pocas personas que entran en política que tengan una visión más allá de los cuatro años que dura el mandato"
P. Y luego esta manía que tienen algunos políticos de desmontar todo lo montado anteriormente. Toda la política desarrollada por los antecesores, acertada o no, desmontarla totalmente.
R. Sí. Hay determinadas situaciones que tienen que ser consenso de ciudad y no se pueden usar en la pugna partidista. ¿Estamos de acuerdo en que esta es la línea a seguir? Pues vamos todos, esté yo, estés tú o esté el otro. Tenemos que estar por la labor de sacar adelante esto. Por desgracia, hay muy pocas personas que entran en política que tengan una visión más allá de los cuatro años que dura el mandato. Con esa visión tan limitada es prácticamente imposible sacar nada adelante. Si fueran un poco más generosos y no pensaran en actuaciones puramente electoralistas, y tuvieran el horizonte puesto a 15 o 20 años, probablemente se notaría de manera más lenta pero segura que la ciudad avanza. Ese afán de intentar colgarse medallas en el corto plazo es muy limitante para la ciudad, que paga esa factura.
P. ¿Cómo ves la vivienda pública ahora mismo en Córdoba?
R. Estoy bastante al margen del asunto. Realmente, no me atrevo a hacer un juicio crítico del asunto. No sé si la lista de demandantes está arriba o abajo, si hay capacidad financiera por parte de las familias para abordar esa compra, y lo que sé es que suelo y posibilidades de poner en marcha actuaciones hay. Pero si no tienes el respaldo de las familias para llevar a cabo esa compra, el margen de maniobra de la empresa pública se limita mucho. Es una lástima porque esos programas de rehabilitación que Vimcorsa siempre ha tenido en marcha se ponían en funcionamiento empleando el beneficio que se obtenía de las promociones de vivienda pública. O sea, mucha gente piensa que Vimcorsa le saca mucho dinero a la vivienda... Todo eso repercute de otro modo en el resto de la ciudad. En Vimcorsa no queda líquido que no sea en beneficio de la ciudad. Esa actuación limitada influye en esos programas de rehabilitación o alquiler. Es una lástima que así sea, pero la actuación es la que es.
P. Poco antes de que finalizara vuestro mandato se quedó listo un plan de aparcamientos. Disuasorios creo que lo llegasteis a llamar. Con todo lo que ha cambiado la movilidad en esta última década no sé si ese plan se ha quedado ya obsoleto.
R. Efectivamente, teníamos claro que el perímetro crítico de la ciudad no era la delimitación del Casco Histórico, sino que tenía que salir más lejos. Intentamos revertir el aparcamiento de Miraflores, bajo el Sojo, para que fuese solo para residentes y no en rotación. Entendíamos que ese tramo de la ribera, que es Ronda de Isasa, es casco histórico ya. Ahí debería limitarse el flujo. Aumentábamos el diámetro del anillo. Ese plan de aparcamientos con alguna modificación podría estar vigente perfectamente. El problema que nos encontramos es que justo se puso en marcha cuando la crisis tocó fondo. Entonces no había ninguna empresa privada que se quisiera hacer cargo de la construcción y gestión de un aparcamiento durante 25 años, sin tener la garantía de que nadie iba a comprar una plaza en la situación que había. Nos topamos contra ese impedimento, que era una circunstancia económica global. Pero creo que con alguna mejora ese plan estaría vigente. Por ejemplo, hay algunos solares todavía pendientes de intervención. No se ha llevado a cabo ningún equipamiento y perfectamente podrían ser susceptibles de un aparcamiento, recuerdo el solar de Lepanto junto a los teletubbies, o el solar de Santa Rosa-Valdeolleros junto al polideportivo.
"El plan de aparcamientos de hace diez años podría estar perfectamente vigente"
P. Siempre has tenido una sensibilidad especial por el arte contemporáneo. De hecho, te dedicas a ilustrar también. Cuando paso por el museo Pepe Espaliú recuerdo aquella apertura de la mano de Vimcorsa. La empresa siempre apostó por el arte contemporáneo, de las pocas instituciones que lo hicieron en una ciudad en la que nació el Equipo 57 y que todavía no tiene un museo. Esto no pasa en Sevilla.
R. Bueno. Precisamente a Vimcorsa no se le puede pedir más: tiene una sala que está en permanente programación, y la mayoría de las exposiciones están vinculadas con el arte contemporáneo. Luego tiene abierta la casa Espaliú. Eso, con las dificultades que tenga, al final está abierto y la obra de Espaliú está ahí. Pero es verdad que tanto el museo Espaliú, que no está suficientemente dotado, como las dificultades de la Fundación Botí con las salidas y entradas de gerentes, hacen que se detecte que no está entre las prioridades de la ciudad el arte contemporáneo. En ese paquete meto también al C3A. No acaba de ser un equipamiento con el que la ciudad esté volcada supuestamente por problemas de financiación. Esa sería, junto con las intervenciones en marcha de Flora, una iniciativa que me parece brillante. El Ayuntamiento debe volcarse en potenciar cada vez más ese tipo de actuaciones que inciden en nuestro principal recurso, que son los patios, pero con una visión contemporánea. Ahí creo que está la clave para trabajar, yendo a rebufo de los patios tradicionales, y poner a la ciudad en otro plano. Pero volvemos a decir que es una cuestión de prioridades. Si la prioridad está en organizar el tráfico y darle facilidades a las cofradías, pero no en dotar mínimamente de presupuesto a ese tipo de actuaciones, vamos a estar siempre en las mismas: anclados en el pasado. Y del pasado solo no se vive.
"Del pasado solo no se vive"
P. Quiero terminar la entrevista para que nos expliques bien qué es la proporción cordobesa que tan poca gente conoce y que tan singular hace a la arquitectura de la ciudad.
R. La historia de la proporción cordobesa se inicia con un encargo que le hace una universidad de Reino Unido a Rafael de la Hoz para que determine el grado utilización de la proporción áurea en la arquitectura civil y religiosa de la ciudad. Ese es un estudio que lleva a cabo esta universidad en distintas ciudades de Europa para ver si efectivamente la proporción áurea se aplica. Rafael de la Hoz inicia ese estudio y cuando ya tiene dibujados y analizados un montón de edificios y proporciones, se da cuenta de que no se repite tanto la proporción áurea como una un poco más chata. Aproximadamente viene a ser un rectángulo que tiene en el lado corto una unidad y en el lado largo uno coma tres. Investigando sobre esa proporción llega a la conclusión de que en el octógono el lado largo de ese rectángulo sería el diámetro y el lado corto un lado de la figura. Le da fundamento matemático y geométrico a esa proporción. Así ve que la proporción que más se repite en la ciudad es esa, de uno a 1,307, que viene derivada de la geometría del octógono. Eso él lo bautiza como proporción cordobesa. Eso lo justifica con que esa proporción está presente en multitud de fachadas y de plantas de la ciudad. Además de que el octógono es una planta que se repite en muchos edificios de la ciudad. Por ejemplo, la fuente de la plaza del Potro, la fuente de San Andrés, la planta de la Malmuerta, el tambor de la catedral, el Mihrab de la Mezquita... Hay muchas situaciones en las que se repite el octógono y en la que se repite esa proporción tanto en planta como en acerado. Entonces bueno, científicamente no está pulida al cien por cien. Pero puestos a defender algo, nos podemos agarrar a esta proporción que es netamente cordobesa. A mí esa historia de la proporción cordobesa me gusta contarla. Es algo muy singular en la ciudad. Luego, Rafael de la Hoz concluía que la proporción áurea se relacionaba con la figura humana porque la altura del rectángulo era la altura de una Venus con coturnos, que era un zapato de tacón que se usaba en el teatro griego, y el lado corto es la distancia entre el ombligo y la cabeza. En la proporción cordobesa se repite esa misma relación pero sin coturno. Entonces es acercar a lo popular esa proporción, que en la áurea es más esbelta y en la cordobesa es más chata.
P. Es curioso cómo los arquitectos de la ciudad han ido emulando a lo largo de los años esa proporción.
R. Enfrentarse al papel en blanco sin ningún asidero es muy complicado. Puestos a elegir una proporción, una retícula o una trama en la que apoyar un trazado de una fachada, de una planta, pues si tenemos eso, que es local y que en cierto modo tiene un punto emocional, en vez de utilizar cualquier otra proporción utilizamos la cordobesa.
"Enfrentarse al papel en blanco sin ningún asidero es muy complicado"
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