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El Yosiquesé habla con acento cordobés

Los jugadores del Yosiquesé celebran su triunfo en Huelva.

Cristian López

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Cada vez resulta más complicado identificarse con un equipo por el número de jugadores nacidos, ya no solo en el mismo lugar en concreto de donde procede la entidad, sino en el mismo país. A lo largo de la historia se ha ido demostrando que el arraigo patriótico o territorial es un factor más que determinante a la hora de crear masa social detrás de un equipo, y más aún si este es modesto. Y el problema se agrava conforme ascendemos de categorías. Es cierto que para establecerse y mantenerse como una de las mejores ligas del mundo, las competiciones deben alimentarse de jugadores procedentes de cualquier lugar del globo. Sin embargo, es un serio debate pensar hasta qué punto esto es válido si dejas de lado el producto nacional.

Un dato revelador es el que marca este año la ACB. En la máxima categoría del baloncesto español, solo hay 61 jugadores nacionales esta temporada, es decir, apenas un 32% del total, la cifra más baja de lo que va de siglo. Además, según el informe de migración en el baloncesto internacional que elabora la FIBA y el Centro Internacional de Estudios del Deporte (CIES), España acogió en la campaña 15/16 a un 66,9% de extranjeros, lo que supone el tope con respecto al resto de ligas mundiales en esta disciplina. De hecho, si comparamos con el resto de competiciones más importantes, Italia y Alemania apenas llegaron al 58%, mientras que Grecia rozaba tímidamente el 50%. Asimismo, en la NBA la cifra de estadounidenses fue del 80%, pese al crecimiento progresivo de internacionales durante los últimos años.

A pesar de que son continuos los éxitos en categorías de formación, podría decirse que se está frenando la progresión del producto autóctono. Cuando el número de importaciones supera al de exportaciones, se pierde lo que se conoce como denominación de origen. No obstante, si nos adentramos un poco más en el inframundo del baloncesto, todavía quedan ciertos atisbos de esperanza en determinados clubes. Y no solo por necesidades económicas, sino también porque el talento impera. El Yosiquesé es un ejemplo de ello.

Diez cordobeses, un jienense y un brasileño. No es un chiste, sino la plantilla con la que compite en este curso el conjunto cordobés en Liga EBA. Un 83,3% de los integrantes, además del propio técnico, son naturales Córdoba. Cuna durante años de puro talento en materia de baloncesto, y que en las últimas temporadas ha vuelto a la idea de nutrirse con el producto local. De hecho, se encuentra entre los conjuntos de Liga EBA con mayor representación autóctona.

En el Grupo D-B, únicamente el CB San Juan y el DKV San Fernando, que este curso han hecho una remodelación confeccionando unas plantillas íntegramente onubense y gaditana (salvo un jugador balear en las filas del DKV), superan al equipo cordobés. En el resto de rivales, a pesar de que lógicamente existe una alta presencia de jugadores locales, no llegan a los diez integrantes con los que cuenta el Yosiquesé.

De esta forma, el linense ha quedado conformado por siete jugadores gaditanos, un americano, dos gibraltareños, un lituano y un canario. Además, como refuerzo invernal ha llegado el montenegrino Zoran Vilotijevic, procedente del KK Danilovgrad. El Huelva contaba a principios de curso únicamente con tres onubenses, más un argentino, dos americanos, cuatro sevillanos, un cordobés (Nacho Romero), un francés y un tinerfeño. No obstante, la lista de extranjeros aumentó hace pocas semanas con la llegada del escolta norteamericano Gavin Schumann, que aterriza desde Indiana de la NCAA2.

El filial del Real Betis Energía Plus comenzó el curso con su máxima estrella en ciernes, el croata Leo Cizmic, el cual ya ha logrado debutar con el equipo ACB. No obstante, sus buenas actuaciones le llevaron a dar el salto al CB Morón de LEB Plata en calidad de cedido. Además cuentan con siete sevillanos, un cordobés (Carlos Gracia), un brasileño, un gaditano, un onubense y el polaco Andrezj Pluta, que el pasado noviembre se convirtió en el octavo jugador más joven en debutar en la máxima categoría del baloncesto español. Por último, el Utrera cuenta con una amplia mayoría de canteranos, aunque anunciaron los fichajes de dos americanos y un brasileño, mientras que el Plasencia lo hace únicamente con un jugador placentino, cuatro de Cáceres, un estadounidense, un canadiense, un senegalés, un murciano y un alicantino.

Además, otro de los datos a destacar será la edad de los jugadores. De hecho, el Yosiquesé es el más joven de la categoría (21 años de media) junto al Real Betis Energía Plus. No obstante, tiene un mérito mayor lo de los cordobeses, al tratarse de un filial el equipo de Sevilla. Esta tendencia también se contrapone con la del baloncesto nacional, puesto que cuando arrancó la temporada en la máxima categoría apenas habían ocho jugadores con menos de 21 años.

El devenir es un incógnita para todos, pero lo que es cierto es que el máximo representante del baloncesto en Córdoba sigue apostando por la semilla del producto local. Un proyecto que, al igual que ya ocurriese en el curso pasado de la mano del Bball Córdoba, sigue dando sus frutos. De hecho, a día de hoy marchan en primera posición de su grupo, con un balance de nueve victorias y tan solo dos derrotas, y cuentan ya con la clasificación para la fase de ascenso.

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