Penúltima parada hacia un lugar llamado milagro
El Bball Córdoba se desplaza a Plasencia para cruzarse con el anfitrión este sábado en la semifinal de la Final Four de la EBA | Rafa Sanz apela al orgullo del grupo para competir
El Bball se va de fin de semana. Suena a vacaciones, pero nadie piensa en eso. Nadie, al menos, debe hacerlo. “Entiendo ellos son favoritos, pero eso no nos puede rebajar competitividad. Si valoramos en exceso al rival, corremos el riesgo de asumir la derrota como lógica. Y no se trata de eso. Yo creo son un equipo muy bueno, bien entrenado, y en una ciudad que siente pasión por el baloncesto, pero hay que luchar. No me gustaría ver a un Bball entregado a su suerte”. La reflexión es de Rafa Sanz, entrenador del equipo cordobés, que se cruza con el Plasencia (sábado, 18:30 horas) en el Pabellón Municipal de la localidad extremeña, que es la sede de la Final Four de la Liga EBA. A las 20:30, el Deportivo Coín y el Basket Linense jugarán por el otro puesto en la final del domingo (12:30). Los perdedores pelearán por los puestos tercero y cuarto (10:30). Todos ellos están ya clasificados para la definitiva Fase de Ascenso a LEB Plata, pero su grupo de destino dependerá del sitio que ocupen en esta Final Four. El campeón tendrá buenas ventajas: no se enfrentará a ningún primero y tiene la opción de organizar la fase definitiva.
En el Bball no piensan en nada más allá del día presente. Sanz lo valora. “Esta fase parece tener poca importancia y no es así. Eso se decía de la anterior, y se demostró que tampoco era baladí la posición final. No lo será ahora tampoco. Debemos activarnos para la competición. No me gusta el clima de 'esta fase no es la decisiva, la siguiente sí'. Hay que entrenarse para lo máximo, y este fin de semana simula lo que en dos semanas no tendrá reparación. No es cualquier cosa lo que vamos a jugar y llevamos el nombre de Córdoba, que es mucho”, indica el técnico, que espera contar con su equipo en una versión competente. Lo más cerca posible de la mejor. En eso tendrá mucho que ver el estado que presenten dos jugadores clave, el base José Antonio Medina y el pívot Cheick Conde, que han superado lesiones de cierto calibre. El portuense, con una fractura en un dedo, ya reapareció y aportó puntos cruciales en el play off contra el San Juan. El guineano, que tuvo un tobillo lesionado, necesita algo más. Su papel es una incógnita.
Mientras la plantilla y los técnicos se centran en lo suyo, la directiva del club sigue en su peculiar cruzada para recaudar fondos que le permitan afrontar el desfase de presupuesto que ha provocado el inesperado éxito de la temporada. Lo han fijado en 11.350 euros y lo han pedido a los aficionados a través de las redes sociales y en un dramático llamamiento. Después de la primera semana, el club ha desvelado públicamente que los donativos alcanzan los 852 euros. En una nota remitida a los medios, el Bball cuenta casos como el de Manolillo, un chaval de 14 años que colabora con el club y que ha donado su paga de mayo, o el de un padre que ha renunciado a los gastos de desplazamiento que se le abonan por traer a su hijo desde el pueblo para entrenar. Así andan las cosas. Es emocionante. También triste.
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