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Una noche de 'Champions' en la Subbética

Ciudad de Lucena - Sevilla de Copa del Rey | ÁLEX GALLEGOS

Rafael Ávalos

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La aventura termina demasiado pronto. Tanto que es efímera. Aunque poco importa en realidad para quienes tuvieran ocasión de participar en ella de una forma u otra. Ya no es un torneo desconocido para el Ciudad de Lucena, si bien no lo es desde mucho antes para los seguidores de la localidad cordobesa. El conjunto celeste sabe lo que es competir en la Copa del Rey desde la noche el martes, en la que debutara de forma brillante. Sobre todo por el nivel del enfrentamiento que le tocara asumir. Porque el recuerdo de la primera vez en el campeonato del KO es también el de la visita de un club de primer nivel. No todos los días una entidad humilde, así como joven, tiene la oportunidad de medirse ante un rival de Champions League como es el Sevilla en esta temporada. De ahí que el choque se viviera como una auténtica fiesta, además por la presencia de 400 espectadores en las gradas del estadio aracelitano.

El ambiente ya era propio de otra categoría, pese a la limitación de aforo en las gradas por la pandemia de Covid-1 -el coronavirus no consiguió restar ilusión-, mucho antes del encuentro. Se hacía muy perceptible que era un partido diferente, inolvidable de hecho, en los prolegómenos. Durante ese período previo al duelo hubo lógicamente presión al rival. Cuando el autobús del Sevilla llegó a la explanada de aparcamientos frente al estadio Ciudad de Lucena, muchos aficionados locales aprovecharon para silbar a los jugadores dirigidos por Julen Lopetegui. Quizá no fuera la mejor actitud posible sobre todo con los ojos del seguidor hispalense pero resultaba comprensible. Era una noche para acompañar más que nunca pero como siempre a un equipo que desde la pasada campaña devuelve la esperanza en el deporte rey a un municipio en su totalidad. Y también existe el otro fútbol, como se suele decir.

Sobre el campo, el entrenador del Ciudad de Lucena, Dimas Carrasco, tuvo ocasión de departir con Julen Lopetegui, algo que tampoco sucede todos los días. En el verde charlaban uno de los artífices de la importante proyección del club celeste y un hombre que llegó a ser preparador de la selección española. Ahí es nada. Una vez iniciado el partido, como no podía ser de otra forma, los modales se perdieron en parte con cada uno en defensa de los intereses de su escuadra. El caso es que el choque fue especial para el técnico aracelitano y también para su hermano y segundo, David Carrasco, por otro motivo. Ambos son sevillanos, de Écija para ser más exactos, y además tuvieron pasado en Nervión. No en vano, en su trayectoria compartieron experiencia en la base del cuadro del Sánchez Pizjuán. Así, el choque suponía un reencuentro por todo lo alto con una entidad que conocen bien.

Acerca del partido, es verdad que no hubo demasiado lugar a la sorpresa. Antes del minuto 2 el Sevilla ya vencía con un gol de Óscar. Probablemente en el césped no estuviera la mayoría de las grandes estrellas del conjunto hispalense pero daba igual. Básicamente porque no faltaron los futbolistas de primer rango como Oliver Torres, Ocampos, Idrissi o De Jong, que ya les gustaría tener a muchos clubes de Primera. El último se encargó precisamente de establecer una mayor diferencia en el tanteador, que terminó con un 0-3 culminado por Joan Jordán. El resultado no ocultó, por otro lado, el valor en el juego del Ciudad de Lucena, que no perdió la cara al duelo hasta el final. De sacrificio y constancia pocas lecciones puede recibir la escuadra celeste, que se despidió de la Copa del Rey -durante esta campaña- con la cabeza muy alta. Y por otro lado, las directivas compartieron palco y más, ya que hubo entrega recíproca de obsequios en una contienda que sirvió para estrechar lazos. Así fue una noche de Champions en la Subbética.

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