Un gol en el silencio
El Córdoba y su afición rinden un sentido homenaje al malogrado Ekeng | El Arcángel dedica una sonora ovación al ex blanquiverde en el minuto 5, por ser este el de su dorsal como califal
Muchas son las historias que recoge el libro de la vida. El cada uno tiene para sí y el que de manera colectiva se escribe. Tantas son que es imposible escapar de ésas que nadie deseara jamás narrar. Porque hay relatos de instantes felices, otros que cuentan momentos emociones y los que encogen el corazón cada vez que son leídos. Al fin y al cabo la vida da para todo eso y mucho más, para entregar el cuerpo a la causa de las sensaciones y los sentimientos. El Córdoba sabe de literatura. También su afición, que gusta de ser pasional. Demasiados elementos unidos en un templo que honra a quien en él habita. Al igual que a aquel que dejó de hacerlo, pero no de ser uno de los suyos. Un nombre aparece en las camisetas de los jugadores blanquiverdes. Lo porta también otro de los que por estos anduviera. Patrick.
La hinchada blanquiverde es toda alma. Lo demuestra cada vez que es necesario. Aunque en ocasiones lo haga con menor intensidad que en otras. Llega el partido más importante. Otro más y en las manos del equipo que dirige Oltra está que no sea el último. Así hasta el final, si es que éste no se produce antes. Cerca de dos centenares de seguidores combaten a la lluvia y la desagradable compañía del aire, a un día que pareciera más de enero que de mayo. La flor de la afición no se marchita y realiza una de sus tradicionales marchas para dar aliento al Córdoba. Es lo que toca cuando toca. Y esta vez toca. El conjunto califal se juega la mayor parte de sus opciones de seguir en la pugna por el ascenso -por el play off, mejor dicho- y el cordobesismo no quiere que éstas desaparezcan. Es una página más de fidelidad, entrega y sentimiento. Quizá a lo largo del duelo con el Girona lo que más importa es lo que sucede sobre el terreno de juego. Cada acción, cada falta, cada parada, cada tanto. Como el de Pedro Ríos.
Pero existe otra historia que recoge una gran atención para el club y su gente, la que cada dos jornadas aporta calor e ilusión en El Arcángel. Es un relato triste y doloroso. El que ya quedó escrito días atrás. Y al mismo tiempo, sin embargo, es bello y conmovedor. El que escribe en este choque una afición que sabe del respeto y del afecto. Tras el himno del Queco, un anuncio y un silbido. Entonces todos callan y en el vídeo marcador aparecen imágenes de quien sigue presente aun cuando se marchó en uno de esos injustos viajes que a veces amargan la pulpa de la vida. Un jugador con la elástica blanquiverde marca y nadie lo celebra. Sólo suena la música de violín. Es el “Infinita pasión”… Cuando acaba ese sonido llega el de la ovación, que se repite de manera estremecedora en el minuto 5 de partido. Dos pancartas recuerdan a quien recibe el cariñoso homenaje, que es el mismo nombre que instantes antes mostraran los jugadores del Córdoba. Patrick. “No te olvidaremos”, rezaban las elásticas. Después un gol en el silencio.
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