El ambicioso reto de seguir creciendo
“Nosotros hemos llegado a la élite y la gente lo reconoce”. Así de claro se muestra uno cuando tiene la seguridad del trabajo bien hecho, los pies en el suelo y la confianza de miles de seguidores a sus espaldas. Pero esto no es fruto de un día, sino el empeño y la constancia tras muchos años de trabajo. Son palabras de José García Román, presidente del Córdoba Patrimonio de la Humanidad, que en la presentación de la nueva campaña de abonados del club para la 2021-22 aseguraba que el objetivo pasa por superar los 2.000 socios del primer curso en la élite del fútbol sala español. Un verbo, el de superarse, que ha estado conjugado por el conjunto blanquiverde prácticamente desde su fundación. Y ahí sigue, como aspecto destacado en la filosofía de una entidad que, a pesar de contar con menos de una década de existencia, encara ya su tercera campaña entre los mejores equipos del mundo. Que se dice pronto.
A nadie se le escapa que el reto prioritario volverá a ser la salvación, aunque el Córdoba Patrimonio también es consciente de que el único modo de seguir progresando y alcanzar definitivamente el asentamiento en Primera pasa por el progreso constante del primer equipo. Y si antes la meta estaba, como sigue estando, a la distancia que marque la permanencia y el resto eran puras ensoñaciones, quizá ahora lo que venga después de ese paso consolidado tenga que tener un tono más cercano a la realidad. Al menos así debería ser en la teoría y los propios integrantes del club ya han dejado caer ciertas gotitas de esa nueva ambición.
Crecer, crecer y crecer. Un reto que viene ligado al conjunto cordobés desde hace años con un ascenso prácticamente por año desde su puesta en marcha en categoría provincial, y que tuvo un salto cualitativo y cuantitativo, tanto en lo económico como en lo social, con su llegada a la Segunda División de la LNFS. De hecho, apenas se tardaron dos años en volverá a subir, quedando el primero de ellos a las puertas del play off, siendo entonces un novato en la categoría.
Pero ese estatus no iba a quedar en una simple visita a los mejores. Los de Josan González han llegado para quedarse y así se trabaja también desde los despachos. Pese a todas las vicisitudes, García Román quiso subrayar que seguirán “rompiendo techos y deseando aspirar a más”. Para ello cuentan con un “equipo que este año es muy superior al de la temporada pasada, que a su vez era superior al de la primera campaña”. La experiencia es un grado y eso es lo que han ganado la mayor parte de los jugadores que se mantienen en el plantel, al que se ha sumado una figura que se plantea como trascendental en el devenir del club. El fichaje de Miguelín, además de para ser decisivo en la pista a través de su veteranía, puede supone derribar un muro en lo que a la atracción de grandes estrellas se refiere. Sería entonces cuando el apego hacia el jugador de la tierra vuelva a hacerse notar, puesto que la mayor parte de los futbolistas de la provincia en el primer plano de la competición están aún lejos del alcance de la entidad. Para eso hay que ir paso a paso.
De momento, sin perder la vista del suelo, el Córdoba Patrimonio quiere seguir creciendo, aunque esa ambición teórica deberá llevarla a la práctica cuando el balón comience a rodar por el parqué. La preparación sigue en marcha y el equipo va poco a poco tomando ritmo de crucero, aunque con tiempo suficiente para forjar nuevas relaciones. Es precisamente eso lo que ocurrirá este mismo miércoles, ya que la plantilla, al igual que el pasado año, llevará a cabo un entrenamiento especial al realizar parte de su sesión matinal en el parque acuático Aquasierra de Villafranca de Córdoba.
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