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Pedro Ríos celebra el gol cordobesista | MADERO CUBERO

Paco Merino

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Un gol de Pedro Ríos rompe la pésima racha en El Arcángel y coloca al Córdoba a un punto de la zona de 'play off' tras vencer al pujante Girona (1-0)

Ésta era la esencia. Habrá quien la vea como un purgante futbolístico o como un buen sistema para tapar carencias. El caso es que el Córdoba-Girona fue todo un homenaje a los viejos tiempos. A esos en los que los blanquiverdes se sentían seguros y ufanos exhibiendo dos lemas: puerta a cero y pegada. Razak no encajó y Pedro Ríos marcó en uno de los pocos tiros -todos tras el descanso- entre los tres palos de Becerra, el meta menos batido de la Liga. Los tres puntos refuerzan de un modo bárbaro a un Córdoba que arrastraba un buen puñado de complejos. Llevaba sin ganar un partido en casa desde el mes de enero y había perpetrado un infame récord de ineficacia en el reino: un punto de 21. La racha la rompió en un momento clave y ante un adversario de fuste. Ganó al mejor equipo del momento y se ha colocado a un punto del play off, en todo el meollo de la cuestión, empatado a números con un buen puñado de equipos y con cinco jornadas en el horizonte. Hay tema.

A Oltra no le podrán tachar -ahora no- de tirar los dados a la hora de componer la alineación. Parece claro que en esta última etapa -la de la lucha por recuperar el terreno perdido- el valenciano no va a mover el once a menos que las circunstancias le obliguen -que lo harán- a hacerlo. Después de despachar en el Carlos Tartiere de Oviedo la que casi unánimemente se había aceptado como la mejor actuación blanquiverde de toda la segunda vuelta, Oltra calcó la alineación titular. Todo giraba sobre una idea: jugar tan bien como en Asturias pero cambiar el resultado. Allí perdieron. En un Arcángel a la expectativa, rumiando la peor racha de la historia en Segunda y forzándose a ilusionarse por pura desesperación, el Córdoba tenía que marcar, ganar y recuperar crédito como candidato ante un Girona que se presentaba como el mejor de la Segunda vuelta y el menos goleado de la división. Mucha tela que cortar.

Pronto se pudo comprobar que, además de repetir equipo, el Córdoba iba a tratar de reeditar el estilo que mejores réditos le dio. El de arropar a su portero, replegarse y buscar una salida rápida ya sea por robos de balón o por el pelotazo largo a Florin Andone, que miraba el cielo esperando que le cayera algo aprovechable. Fue poco. De hecho, el equipo de Oltra no realizó ni un solo lanzamiento entre los tres palos de Isaac Becerra. Con esa estética, fea para el espectador y sólo soportable si hay un resultado a favor, sobrevivieron los locales en un primer tiempo de control gerundense. El cuadro de Pablo Machín anda enardecido, consciente de que tiene opciones de volver a pelear por el ascenso. Se notó en la forma de afrontar el pleito, en la fogosidad de sus jugadores y en el atrevimiento para intentar cosas en un campo sobre el que diluviaba.

Al lado creativo se apuntó rápidamente Borja García, ex ídolo de El Arcángel, venta de lujo al Real Madrid y recuperado para la causa en Primera. Le pitaron al madrileño, que con la camiseta del Girona se mostró activo y valiente. De sus botas nacieron las mejores ocasiones para los catalanes. En el minuto 11 lanzó un córner a la cabeza de Alcalá, que no desaprovechó la ausencia de un marcaje con un cabezazo ingenuo a las manos de Razak. En medio de una manta de agua, al Córdoba no le duraba nada la posesión de la pelota. Sus imprecisiones soliviantaron a la grada, que después de tributar un aplauso de un minuto -el cinco- a la memoria de Patrick Ekeng se quedó con las ganas de batir palmas por el juego de los suyos. Fue muy pobre, pero suficiente como para mantener la portería a cero. Gran parte de culpa la tuvo Razak, que desvió un latigazo de Borja con la fortuna de que no había nadie cerca. El ghanés también tuvo que esforzarse para neutralizar un remate de cabeza de Lejeune tras falta botada por Borja.

En una de sus escasas incursiones en el área, el Córdoba reclamó un penalti. Pedro Ríos llevaba la pelota medio controlada pero, al sentir el contacto por detrás de Clerc -que existió-, exageró la caída y se revolcó echándose mano al tobillo. Una escena muy rara ante la que Pizarro Gómez miró para otro lado. A falta de diez para el intermedio, Fidel botó una falta en el lateral del área y trató de colocar el balón por la escuadra, pero se le fue ligeramente desviado. Y poco más. Se escucharon silbidos en el camino de los jugadores hacia los vestuarios.

Caballero tuvo su ocasión en el minuto 53, tras cazar al borde del área una pelota que había centrado Fidel tras llevársela con una galopada de fe y perseverancia. Al madrileño le salió el tiro desviado, pero el público aplaudió con ganas. Con ver intenciones se iba conformando. Por entonces, el 0-0 seguía pareciendo un buen botín... si no fuera porque los blanquiverdes andan en un estado de extrema necesidad por engancharse al ascenso. Dos minutos después, Pedro Ríos conectó un disparo flojito que tomó dirección a portería. Becerra capturó la bola sin problemas. La grada rugió como si hubieran visto algo fuera de lo normal. Instantes después, Domingo Cisma sacó chispas de los guantes de Becerra tras soltar un disparo brutal desde fuera del área que el meta del Girona desvió a córner. El Córdoba daba testimonio de vida en ataque. A los 65, Oltra sacó del campo a Fidel para introducir a Jean Paul Pineda, en una sustitución que tuvo la banda sonora de los chiflidos en la grada. El chileno salió con efervescencia y ganas. Se dejó ver en algunas incursiones y trató de asociarse con los compañeros. El Córdoba lo intentaba a su modo.

Y a su modo logró batir a Becerra a falta de un cuarto de hora. Florín Andone centró con precisión y Pedro Ríos, en carrera, remató de cabeza lejos del alcance del meta. El jerezano lo festejó con rabia y El Arcángel sintió sensaciones desconocidas. Oltra llamó a Luso para apuntalar el mediocampo y resistir en la defensa del gol. Machín sustituyó a un cansado Borja para reforzar el ataque con Mata. Markovic pudo sentenciar a cuatro del final, pero su disparo furioso lo rechazó un Becerra bien colocado. Los últimos minutos fueron agobiantes y alocados. El Girona se fue arriba y el Córdoba aguantó el tipo con oficio. Los jugadores terminaron el encuentro en el centro del campo, saludando a una afición que les vitoreaba con ganas. Sonrisas y una ilusión. Como en los viejos tiempos.

FICHA TÉCNICA

CÓRDOBA, 1: Razak, Stankevicius, Héctor Rodas, Deivid, Domingo Cisma, Eddy Silvestre (Markovic, 70'), Caballero, Pedro Ríos, Fidel (Jean Paul Pineda, 65'), Xisco (Luso, 81') y Florin Andone.

GIRONA, 0: Isaac Becerra, Sebas Coris (Javi Álamo, 69'), Kiko Olivas, Alcalá, Lejeune, Clerc, Eloi, Pere Pons, Borja García (Mata 81'), Cristian Herrera y Lekic (Rubén Sobrino, 59').

ÁRBITRO: Valentín Pizarro Gómez (Comité Madrileño). Amonestó con tarjeta amarilla a los locales Fidel y Deivid y a los visitantes Becerra, Pere Pons y Eloi.

GOL: 1-0 (75') Pedro Ríos.

INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la trigésimo séptima jornada de la Liga Adelante disputado en el Estadio Municipal El Arcángel ante 9.129 espectadores. En los prolegómenos del encuentro se guardó un minuto de silencio en memoria del futbolista camerunés Patrick Ekeng, ex del Córdoba que falleció trágicamente el pasado viernes durante un partido en Rumanía.

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