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¿Qué vamos a decir ahora?

Sandoval consuela a Jovanovic en el Córdoba - Granada (1-2) en El Arcángel | MADERO CUBERO

Paco Merino

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Hay debate en el cordobesismo a la hora de reconducir el discurso para abordar los últimos meses de campeonato en Segunda División. ¿Es mejor seguir abrazado a la ilusión por el milagro o ajustarse a planteamientos más realistas? Es seguro que se seguirán escuchando los tópicos de rigor -“mientras hay puntos hay esperanza”, “matemáticamente es posible”... ya saben-, pero en un sector de la afición se empieza a asumir que el destino del club está en la Segunda B. Ese era el hilo argumental de todas las conversaciones en el postpartido ante el Granada, que supuso la enésima decepción para una hinchada que está viviendo un curso histórico.

“Hay que darles, no pedirles”, dijo Alejandro Alfaro, autor del gol ante los nazaríes -el primero que hace esta temporada-, a propósito de la respuesta de la afición. El Arcángel ha colgado el cartel de “entradas agotadas” en los dos últimos partidos y el equipo no ha podido sumar un solo punto. “El miedo hace que nos metan goles. Ves que llegan y que con media ocasión te hacen dos”, expresó Aythami, el jefe de la línea defensiva. El canario no ha hecho más que aterrizar y ya se ha dado cuenta de que hay un virus que afecta al Córdoba y que difícilmente tiene arreglo con una pizarra: la fragilidad mental. La situación, durísima -desde el principio-, se ha tragado a un Córdoba que no encuentra remedio con el cambio de entrenadores. Ya van cuatro.

El Córdoba se queda a trece puntos de la permanencia. El límite lo marca el Nástic de Tarragona, que en El Arcángel venció por un rotundo 1-5. Así están las cosas. “El equipo se levantará mañana a seguir trabajando ya que mientras haya opciones estaremos vivos”, expresó Alfaro después del revés ante el Granada. Las declaraciones oficiales no pueden ir por otra línea. Desde el presidente, Jesús León, hasta el último utilero, el mensaje permanece inalterable. Hay que luchar hasta que se agoten las opciones matemáticas, en uno o en otro sentido. Un vistazo a la clasificación basta para entender que lo que se está proponiendo es una hazaña sin parangón en la historia de la Segunda División. En el seno del equipo aspiran a lograr un partido memorable -o al menos, efectivo-, una chispa que prenda la llama de lo imposible. Ganar una vez y hacerlo sin parar durante mucho tiempo. ¿Es posible?

“Tuvimos dos ocasiones para hacer el 2-0. Se nos vino a la cabeza lo de la Cultural, el Rayo, el Barcelona B... Al final no sabemos jugar ese otro fútbol, el de saber cerrar los partidos y defender de otra manera. Lo pagamos caro”, dijo Alfaro en la zona mixta, donde los jugadores desfilaban como en un velatorio. “En el vestuario nadie habla por la tristeza del momento. Nos volvió a pasar lo mismo que contra el Barcelona y estamos frustrados”, arguyó Aythami.

El estreno de Sandoval -quien, por cierto, nunca había perdido un partido de debut en ninguno de los clubes en los que trabajó- no supuso un giro a la situación. “Al final, cuando hay un año complicado, hay que adaptarse al cambio de entrenador. El míster ha tenido pocos días y hemos intentado sacar algo, pero al final hemos acabado pagando lo que está pasando esta temporada”, dijo Alfaro, que llegó al Córdoba con aval de José Luis Oltra, precisamente el técnico que al frente del Granada dejó a los blanquiverdes en un estado crítico en la clasificación. Con Sevilla Atlético y Lorca por detrás, el cuarto puesto de descenso lo ocupa la Cultural Leonesa... con diez puntos más que el Córdoba, que ha perdido los cuatro últimos partidos. La reacción de la segunda vuelta no empieza. Y el hundimiento colectivo deja el plano personal en una posición secundaria. Al menos, para Alfaro: “Hubiera firmado estar comiendo pipas en la grada y que el equipo hubiera ganado los tres puntos”.

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