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Deporte en pandemia: el inoportuno batacazo del Córdoba

Piovaccari se lamenta ante el Cartagena el pasado curso.

Rafael Ávalos

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Este lunes es 8 de marzo. Quizá no sea una fecha especial en el imaginario colectivo. Sin embargo, tiene su particular significado. Y no es positivo o feliz en esta ocasión. Más bien al contrario pues supone recordar el último encuentro de una etapa cerrada abruptamente. Para ser más exactos, se cumple al inicio de esta semana un año de la derrota del Córdoba ante el Cartagena en El Arcángel (0-2). Aquel resultado tuvo sus consecuencias en el conjunto blanquiverde, ya que provocó la destitución del técnico hasta entonces. Raúl Agné dejó de ser entrenador del cuadro califal en un movimiento con el que los nuevos gestores de la entidad pretendían impulsar al equipo al play off. Pero no sirvió de nada el relevo en el banquillo porque, sin esperarlo, se diluyeron las más mínimas opciones de ascenso a Segunda A. Como razón no estuvo una dinámica irreversible sino la posterior suspensión, unos días después, de las competiciones por el definitivo estallido de la crisis sanitaria de Covid-19 en España.

La pandemia comenzó a tener efectos también en el deporte. Claro está que todo se situaba en segundo plano ante las circunstancias sociales. Sobre todo con el paso de las semanas, cuando las cifras de contagios y, más aún, de fallecidos crecían de modo alarmante. En cualquier caso, la irrupción de la Covid-19 generó escenarios negativos como el existente para el Córdoba. Aunque la causa primera de su inesperado final de temporada estuvo, y ha de señalarse así, en la irregularidad de los resultados. Todavía más en los dos choques que disputó antes de que el coronavirus paralizara la vida en todos los ámbitos. El 8 de marzo de 2020, tal fecha como este lunes, el cuadro califal terminó sin intuirlo con sus aspiraciones de regresar al fútbol profesional. Ocurrió tras caer, en efecto, ante un rival directo como el Cartagena en su propio estadio. Aquella tarde pocos, o más bien nadie, podían imaginar que la campaña había acabado.

Pero los acontecimientos arrancaron una semana antes. El conjunto blanquiverde era cuarto en el Grupo IV de Segunda B y recibía en El Arcángel al Algeciras. La escuadra gaditana era decimoséptima después de ganar apenas cinco partidos en 26 jornadas. A este hecho había que añadir que los rojiblancos no conocían el triunfo en su papel de visitantes. En apariencia, el Córdoba estaba ante una gran oportunidad de terminar de asentarse en las plazas de play off e incluso recortar distancias con el liderato. No cabía en la cabeza de los aficionados que sucediera todo lo contrario. Porque el 1 de marzo los blanquiverdes se dejaron sorprender por un rival menor, como se le tenía en consideración por estos lares, y cedieron por 0-1. Dicho tropiezo supuso, unido a otros resultados, que el equipo dirigido por Raúl Agné cayera a la quinta posición y de nuevo tuviera que rehacerse para entrar en una zona de fase de ascenso en la que apenas estuvo durante la competición.

Ocasión de resarcirse tuvo el cuadro califal una semana después, ya el mencionado 8 de marzo de 2020. Aunque el reto era mucho más complicado. Recibía en El Arcángel al Cartagena, conjunto que finalizó como campeón y logró después el salto a Segunda A. La contienda era casi un todo o nada pese a que tras la misma faltaban otras diez jornadas del campeonato regular. Lo cierto es que el Córdoba se vio superado en todo momento por la escuadra departamental y sufrió un batacazo que a la postre se pudo ver como completamente inoportuno. Aquel 0-2, que costó el puesto al entrenador y significó la llegada de Juan Sabas, se convirtió en el último resultado que se daría para el cuadro califal en muchísimo tiempo. Y lo que es peor, conllevó la continuidad una campaña más en la categoría de bronce. Porque la preocupación por la expansión de la Covid-19 dio paso a un histórico confinamiento durante meses y una recuperación de la actividad tan lenta que todavía se produce.

Juan Sabas llegó a ponerse al frente del primer equipo pero un par de días después y al sábado que sucedió a ese mal domingo el futuro quedó determinado. Después de que la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), al igual que hicieron otros órganos federativos, suspendiera la totalidad de sus competiciones, el 14 de marzo el Gobierno decretó el estado de alarma. España se paralizó. Aun así, el Córdoba aguardaba un pronto regreso al campeonato para continuar en su, hasta ese instante, insatisfactorio camino hacia Segunda A. Semanas después, el ente presidido por Luis Rubiales optó por cancelar la temporada y configurar y play off exprés con los equipos posicionados en plazas que a ello daban derecho. El club califal se vio abocado a otra temporada en división de bronce, lo que además era colofón a una etapa nefasta a nivel institucional. Tanto es así que la entidad bordeó la extinción entre noviembre y diciembre. A partir de tal día como este lunes hace un año arrancó también un amplísimo período sin que hubiera fútbol en El Arcángel.

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