Goles en la balanza: no le faltan los propios, le sobran los ajenos
En términos generales, los datos son positivos. Pero los números por sí solos resultan insuficientes para un análisis más detallado. Siempre es necesario un análisis de los mismos para tener una perspectiva más amplia. De entrada, es indudable que cuenta con poderío ofensivo. La última afirmación tiene fundamento, sin ir más lejos, después de su último partido. Aunque el potencial se refleja de manera irregular si la mirada se dirige a otros apuntes concretos y no sólo a los globales. Más allá de esa circunstancia reluce otro aspecto: necesita reducir los tantos en contra para lograr el equilibrio ideal para sumar victorias. Tal es el punto en el que se encuentra el Córdoba tras disputar cinco amistosos, que arrojan un buen total, pero muy diferentes parciales.
Con los goles en la balanza, al conjunto blanquiverde no le faltan los propios y sí le sobran los ajenos. Aun así, la primera de las ideas tiene matices. El equipo dirigido por Germán Crespo acumula ocho tantos en cinco encuentros, si bien el reparto de estos es bastante desigual. Una anotación significativa en este plano es el acopio de hasta siete dianas en apenas dos choques, los disputados ante el Marbella (4-3) y el Rayo Majadahonda (3-2). Por cierto, que ambas citas sirven para obtener conclusiones de la labor defensiva también. Quiere decir esto que el cuadro califal sólo marcó una vez en otros tres duelos, lo que supone una capacidad ante portería rival un tanto en forma de Guadiana. Viene y se va, se va y viene.
La regularidad a la hora de ver puerta se hace requisito indispensable para no caer en una línea discontinua en ataque. Sobre todo para evitar un posible incremento de las derrotas, dado que por el momento el cerrojazo atrás sólo pudo echarlo en un partido. Así, el poderío ofensivo que demostró el Córdoba en dos encuentros debe encauzarlo de modo que pueda dosificarse el valor de cada uno de los goles. También es verdad que el balance sería desigual si alguno de los tantos anotados ante el Marbella o el Rayo Majadahonda hubieran subido a los marcadores ante el Linares o el Recreativo de Huelva. Eso si se tienen en cuenta las dianas contrarias, si bien esto entra ya en el llamado fútbol ficción. Sea como fuere, la dosificación, por decirlo de alguna forma, de esa facultad de batir al portero rival sería facilitadora de triunfos o al menos parapeto contra los tropiezos.
Pero la balanza aparece equilibrada, en cierto modo, más por otro motivo. Aunque la defensa ofrece por ahora sensación de seguridad y solvencia, los goles en contra se dieron en demasía hasta la fecha. Más que en número, que también, porque el cuadro califal encajó en todos los choques disputados menos en uno. Son seis los que recibió hasta el momento, lo que puesto en comparativa con las dianas a favor establece una diferencia positiva de apenas dos. Es decir, la línea entre el triunfo y la derrota es muy delgada a estas alturas de pretemporada. Detalles en instantes determinados son los que determinan, a día de hoy, el guarismo de tres victorias y dos derrotas. De ahí la premisa de que parezca relevante la disminución de tantos de los rivales.
En este apartado, es posible otra lectura. La acumulación de goles en contra conlleva la obligación de elevar el acierto en ataque. Básicamente porque cada golpe del rival requiere respuesta para alcanzar el triunfo en los distintos encuentros, o al menos un empate. Una circunstancia ésta que puede darse en dos casos. El primero es cuando el adversario se adelanta, lo que hicieron el Linares y el Recreativo de Huelva, lo que significa que ya se hacen necesarios dos tantos para aspirar a la victoria. El Córdoba no fue capaz de marcarlos en esos choques, en los que además no vio puerta. Sí lo consiguió ante el Rayo Majadahonda, ante el que remontó para colocarse incluso con un 3-1 favorable. Pero este partido, como el del Marbella también, permite la revisión de la otra posibilidad: obtener una renta relativamente cómoda que se pierde a causa de las dianas ajenas. De hecho, el conjunto malagueño llegó a igualar un 3-0 califal y pudo impedir un triunfo que estaba completamente encarrilado. Hubo que anotar otro tanto, y cuatro no son pocos en cualquier contienda, para que no se diera un disgusto inesperado. En definitiva, el Córdoba todavía tiene que trabajar para desequilibrar más la balanza de los goles. Y con ello acercarse más al éxito.
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