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REPORTAJE
Una técnica impoluta para tocar la guitarra flamenca con José Antonio Rodríguez como maestro

Curso del guitarrista José Antonio Rodríguez en el Festival de la Guitarra de Córdoba.

María Berral

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Varias guitarras flamencas se quedan guardadas en sus estuches, por unos minutos, mientras sus dueños salen a tomar el aire por la puerta del Conservatorio Superior de Música Rafael Orozco. Una de ellas es Julia Banzi, quien podría decir que está en Córdoba gracias a su vecino. Cuando era niña vivía en Colorado, y su vecino era un guitarrista granadino. Fue él quien “plantó la semilla” del flamenco en ella, y gracias a él está aprendiendo de uno de los mejores guitarristas y compositores cordobeses, José Antonio Rodríguez. Julia es una de las alumnas que desde este jueves han recibido los consejos del músico para mejorar su composición y la estética musical de sus sonidos en el curso Técnica, Expresión y Estética en la guitarra flamenca de concierto.

José Antonio Rodríguez es uno de los concertistas de guitarra flamenca más destacados a día de hoy. Con una trayectoria que comenzó siendo reconocida cuando tan solo tenía 17 años, siendo ganador del Primer Premio para Guitarra Flamenca de Concierto en el XXI Festival de Cante de Las Minas de La Unión. Rodríguez no ha dejado de girar por los escenarios nacionales e internacionales, ampliando su bagaje sobre la guitarra y componiendo obras como Viento de Libertad, para guitarra flamenca y orquesta o La Leyenda, para la Compañía Andaluza de Danza.

Cinco privilegiados alumnos de diferentes países y ciudades han estado aprendiendo desde este jueves del maestro en el curso enmarcado dentro del 42 Festival de la Guitarra. Todos ellos han llegado con un nivel “bastante similar”, lo que Rodríguez agradece ya que “así es más fácil trabajar”. El planteamiento de este curso, explica a Cordópolis, se ha basado en “intentar que conozcan más la estética del instrumento, no física, sino la estética musical de la guitarra flamenca, los géneros, el estilo...”. Cuando han adquirido estos conocimientos, “ver cómo podemos evolucionar sobre la música flamenco tradicional”, detalla.

El curso ha durado 12 horas, que los alumnos bien han sabido aprovechar. “Las clases están siendo maravillosas y siempre me sorprende lo que escucho de su guitarra”, manifiesta la alumna estadounidense. Julia se declara una total y absoluta enamorada del flamenco y la guitarra. Con 17 años le vino pasión y a los 18 se vino a España. Incluso ha llegado a tener el privilegio de recibir clases de Manolo Sanlúcar, según cuenta. Y, aunque tras diez años viviendo en España, tuvo que regresar a su país, vuelve siempre que puede.

En esta 42 edición del Festival se ha apuntado no solo al curso de Rodríguez sino al de Chicuelo de Guitarra 3.0 y al de Diego del Morao, de Falsetas, técnicas y acompañamiento al cante. “Si pudiera iría a todos”, confiesa. Además, ha participado también en el coro en homenaje a Manolo Sanlúcar que actuó este jueves en el concierto inaugural del Festival. Pero estos tres últimos días ha dedicado su tiempo a aprender con José Antonio Rodríguez.

El compositor confiesa su afán por “buscar gente con inquietud que tiene algo nuevo que decir” aunque “quizás no tienen el oficio para componerlo, pero sí tiene esa inquietud”. De ahí pueden partir para intentar pulir las ideas que cada alumno ha llevado al curso “dentro de un organigrama de escuela de música flamenca”. Una manera que a veces puede ser entendida, pero otras, “cuando tocas flamenco según una partitura y no lo conoces por dentro”, no es tan sencillo. “Porque el flamenco no solo son las obras que tocamos, sino es el estilo, la forma...una cultura”, indica.

En la música hay que ser cruel para obtener una obra de calidad, hay que ir a lo que tiene valor

A nivel práctico y “viendo las características de cada uno”, José Antonio señala que observa y abunda “en los problemas técnicos que puedan tener”. A veces el propio guitarrista no llega a ser consciente de ellos si no lo avisan desde fuera, y “se van pasando notas quedando suciedad en la música”. Para eso, desde la observación, el profesional ha intentado darles unas pautas para aplicar a sus propias composiciones. Porque, según explica, “los propios compositores cuando tocamos, como todo lo que hacemos nos va gustando, a veces estamos repitiendo frases y armonías que como guitarrista te gustan porque te ves las manos y es una cuestión visual”. Parte del trabajo en este curso ha sido intentar evitar mirar solo la cuestión visual, “porque el público que está en el teatro no te ve las manos, te escucha”. Y aunque al artista le duela tener que dejar a un lado esta parte visual, “en la música hay que ser cruel para obtener una obra de calidad, hay que ir a lo que tiene valor”, expone Rodríguez.

Hablando con Gabriel D'ario suenan las cuerdas de la guitarra del maestro, una armonía difícil de evitar escuchar. Gabriel es italiano pero lleva dos años en Córdoba y en su caso “desde siempre” le ha gustado escuchar la guitarra flamenca aunque en su país ha estudiado la carrera de guitarra clásica. Fue al acabar esta cuando empezó a “tener curiosidad y estudiar un poco la flamenca”. Tanto es su gusto por el instrumento que repite curso. “Me gusta mucho la manera de enseñar de José Antonio, de ver la guitarra y sobre todo su composición; ahora que estoy empezando a componer, me está ayudando mucho”. A los cinco alumnos les queda mucho por aprender, pero la mano a la que se han agarrado para seguir el camino con su guitarra flamenca, ha sido la mejor elección.

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