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La pintura como celebración de las cosas que uno ama, incluso en tiempos de confinamiento

Obra de Antonio Montalvo expuesta en Scarpia

Juan Velasco

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El pintor Antonio Montalvo (Granada, 1982) entiende la pintura como una celebración de las personas, los paisajes y las cosas que ama. Quizá por ello, la docena de obras que decoran desde el pasado viernes la Sala Aúlica de la Torre de Garci Méndez de El Carpio, son una celebración de la vida, a pesar de que todas ellas fueron hechas este 2020, un año de confinamiento.

Montalvo es uno de los seis artistas que participa en la décimo novena edición de Scarpia, y la suya es una de las muestras más sugerentes e intimistas. También de las más clásicas, pues el artista no esconde sus influencias y su interés en la pintura china y japonesa, que vienen bien, además, como recordatorio de que la importancia de huir del ensimismamiento.

“Esa gente ha pasado por guerras, epidemias, pandemias, sucesos de todo tipo y ellos siguen a lo suyo: pintando una rana que se asoma en un estanque, una garza en el río comiendo pescado. Van a lo absoluto, a lo esencial, lo que no está sujeto a lo anecdótico de nuestro día a día”, explica Montalvo en una charla con este periódico.

El pintor se muestra encantado con la experiencia de exponer en Scarpia, aunque reconoce el peso que tiene el espacio expositivo. “Estos espacios tan rotundos se pueden llegar a comer la obra y eso hay que tenerlo en cuenta”, afirma. No obstante, su muestra precisamente va en la dirección contraria: una docena de pinturas de formato reducido, con temas muy sencillos, extraídos de lo que ve o lo que le inspira su entorno.

Así, hay espacio para “dos desnudos de figuras ausentes y ensimismadas, siete naturalezas muertas en las que el impulso de la vida se representa congelado en un instante y un paisaje nevado que tienen como denominador común el aura de misterio que las rodea, la delicadeza que las describe, la inteligencia que las resuelve y la elegancia que las inunda”.

Una serie de obras hechas en un año marcado por el confinamiento y, en su caso, por un embarazo y un nacimiento. “2020 ha sido una locura, y he pintado relativamente poco, aunque para mí la pintura es una celebración de la vida en cualquier circunstancia”, afirma el artista, que ha vivido peor la paralización del mercado del arte.

“Ya el último ARCO se celebró con el miedo en el cuerpo y hubo menos venta de las que se esperaban. Y desde entonces, las galerías cerradas. Y aunque hay muchas plataformas alternativas y eventos online, no funcionan como una feria al uso. Por suerte, ha habido instituciones que han estimulado un poco el mercado con pequeñas subvenciones o compra directa de obra”, afirma Montalvo, que agradece especialmente que el 2020 se acabe con una exposición.

¿Por qué? “Porque la experiencia física de estar delante de una obra es fundamental. Es esencial. Eso no se puede sustituir”, sentencia el artista.

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