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Hallan el primer lugar de culto a Mitra de la Bética, en uno de los confines del lugar de origen de esta deidad

Estanque asociado al santuario mitriaco de Cabra.

Alfonso Alba

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El culto al Dios Mitra es uno de los más antiguos y duraderos de la antigüedad. De origen persa, su culto fue uno de los que más expansión tuvo antes de la llegada del cristianismo, desde la India hasta el imperio romano tardío. Fue incorporado, de hecho, por las legiones romanas que luchaban en oriente. Hasta ahora, el punto más lejano en el que constaba la existencia de un santuario mitreico era Lugo. Pero en los últimos meses, los arqueólogos han confirmado la existencia del primer santuario dedicado a Mitra datado en toda la Bética, al sur de la provincia de Córdoba, en el municipio de Cabra. En la Península solo consta otro más, en Altafulla (Tarragona).

Este lunes, el director del museo Arqueológico de Cabra, Antonio Moreno, junto al alcalde, Fernando Priego, y el concejal Francisco Casas, han presentado los resultados de la última investigación que ha certificado la existencia de este santuario muy vinculado al esoterismo. En el imperio romano se asociaba el culto a Mitra con sociedades secretas e iniciáticas. De hecho, en Cabra se encontró, en los años cincuenta del siglo XX, una de las esculturas de Mitra mejor conservadas del mundo. Pero no ha sido hasta ahora cuando se ha podido comprobar que pertenecía a un santuario completo, y no a un particular.

El hallazgo se ha producido en la conocida como Villa del Mitra, una gran casa romana situada junto a una importante vía de comunicación entre Igabrum (actual Cabra) y Soricaria (Plaza de Armas). El poblamiento en ese lugar se remonta la Edad del Cobre 2200-1500 antes de Cristo.

Los primeros hallazgos arqueológicos se refieren a comienzos del siglo XX: Nicolás Albornoz y Portocarredo– Historia de la ciudad de Cabra (inscripción de Atio flamen de sacrificios públicos del siglo I. d.C.; y de varios fragmentos de un cancel y de una cruz calada que deberían pertenecer a un edificio dedicado al culto cristiano, y una necrópolis visigoda). La zona se excavó a primeros del siglo XX, en los cincuenta cuando apareció la escultura, y en los años setenta y ochenta, ya en busca del santuario, algo que nunca se encontró.

Ahora, tras su declaración como Bien de Interés Cultural (BIC), el Ayuntamiento de Cabra compró el solar, para seguir excavando y para hacerlo visitable. En noviembre del año 2022, la excavación dirigida por Antonio Moreno de la Rosa, se centró en tres sectores nuevos. Ahí, logró identificar el acceso principal a la villa por el lado oeste, un posible postigo de servicio (posticum), una nueva fase constructiva en el recorrido termal (baños) y, lo más importante, un nuevo espacio situado al suroeste que se identifica como el mitreo: templo de culto a Mitra. 

Tras el hallazgo, se creó un equipo multidisciplinar para estudiarlo. Y las conclusiones han certificado que se trataría, efectivamente, del tercer santuario asociado al culto de este dios persa. En concreto, se ha identificado una estancia de planta rectangular, situado al suroeste de la domus, que tiene unas dimensiones de 7,28 metros de fondo y una anchura de 2,52 metros, con una entrada muy estrecha de apenas 80 centímetros. Sus elementos más significativos son dos bancos corridos (de mampostería y fragmentos de ladrillos) de 65 centímetros de anchura adosados a los dos muros laterales; el banco del lado derecho presenta dos huecos u hornacinas (funículos). Entre ambos bancos queda un pasillo 1,22 metros.

“Esta disposición de las estructuras, inclusive la existencia del depósito de agua, indican que se trata de un mitreo o lugar de culto a Mitra: existen numerosos ejemplos similares en diversas partes del Imperio Romano (Península Itálica, Germania, etc.)”, señala el equipo. El muro de la cabecera sería la cimentación del altar, en primer término, y de la gran hornacina que albergaría la escultura del Mitra Tauróctonos, mientras que los bancos serían los asientos donde se situarían los devotos mitraicos para realizar los rituales (entre ellos, el banquete).

“Presenta particular relevancia la existencia de un estrato de tierra oscura que cubre todo el pasillo central donde se han recogido numerosos restos faunísticos de cerdo, ave y conejo, identificados como residuos de plato (pequeños fragmentos de huesos con evidencias de cocción)”. Ahora, el equipo está a la espera de los estudios de la cerámica y otros análisis radiocarbónicos sobre huesos y carbones. No obstante, se supone una construcción del mitreo en el siglo II después de Cristo con una segunda fase constructiva a finales del siglo III.

Mihtra Tauroktonos

La escultura del Mithra Tauroktonos está fechada en la segunda mitad del siglo II d.C. y se trata de un ejemplar excepcional por su talla y por ser de bulto redondo, siendo la única figura completa y en bulto redondo conocida en la Península Ibérica. Tiene 93 centímetros de alto, 35 centímetros de ancho y 96 de largo.

La figura representa al dios con el atuendo oriental común, al modo persa: pantalones largos ceñidos en los tobillos, túnica corta, clámide atada al cuello y gorro frigio. El joven somete al toro sujetándolo por el morro mientras hunde la daga en su cuello y gira la cabeza para mirar al Sol. De la sangre purificadora que brota del toro bebe el perro, fiel amigo de Mithra, que guarda el alma. La serpiente a los pies de Mithra produce las plantas y el alacrán devora sus testículos de los que nacen los animales y las personas.

El equipo de investigación ha estado formado por Antonio Moreno, José Carlos López Gómez (investigador Post-Doctoral Universidad de Málaga), Jaime Alvar Ezquerra (catedrático de Historia Antigua Universidad Carlos III de Madrid), Francisco J. Jiménez Espejo (geólogo del Instituto Andaluz de Ciencias de la Tierra y Rafael Martínez Sánchez (arqueozoólogo de la Universidad de Córdoba).

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