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El enorme almacén del Museo Arqueológico de Córdoba se queda sin sitio

Un mosaico en el Museo Arqueológico

Alfonso Alba

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El antiguo Silo de Córdoba junto a las vías del tren ya no está lleno de trigo sino de restos arqueológicos. El enorme edificio, uno de los más altos de la ciudad de Córdoba, lleva décadas convertido en el almacén del Museo Arqueológico de Córdoba. En su interior se apilan cientos de esculturas, miles de piezas de todo tipo y de cualquier época, e incluso los miles de huesos de los antiguos cordobeses desenterrados en las diferentes necrópolis de la capital y de la provincia.

Córdoba es una ciudad, y también una provincia, con un enorme patrimonio arqueológico. Raro es el paraje en el que no haya que hacer una prospección preventiva o en el que no se haya encontrado algo realmente de valor que haya que conservar. Cuando eso ocurre, se estudia, se extrae y se deposita en el almacén del Museo Arqueológico. Muchos arqueólogos recuerdan cómo el Silo ayudó a resolver un problema endémico en Córdoba: no había sitio para guardar y catalogar tanto resto como aparecía, y los profesionales más viejos recuerdan como incluso algunos llegaron a custodiar de forma temporal incluso esqueletos en sus propias casas.

El Silo (declarado Monumento) se construyó en los años cincuenta. Lo inauguró el propio Franco, a los pies del ferrocarril entre Córdoba y Sevilla. En su interior había capacidad para almacenar 15.000 toneladas de trigo. En 1996, tras años de abandono, el Gobierno se lo cedió a la Junta de Andalucía. La Consejería de Cultura lo transformó en un enorme almacén arqueológico, para solucionar los problemas del Museo y para dar respuesta a una Ley de Patrimonio mucho más conservacionista que la anterior. En estas casis tres décadas, el Silo se ha llenado y a pesar de su enorme tamaño se ha quedado sin sitio.

La Consejería de Cultura ya trabaja en una solución alternativa: construir un nuevo almacén, más moderno, en un enorme solar propiedad del Ayuntamiento de Córdoba junto al propio Silo. Para hacerlo, maneja un presupuesto millonario que financiaría a través de fondos europeos. Además, se plantea incluso la puesta en valor de la enorme cantidad de piezas arqueológicas que, ahora mismo, no son contempladas por nadie que no disponga de autorización para entrar en el Silo: unas pocas decenas de profesionales.

En un informe firmado por la directora general de Museos de la Junta, Pía Halcón, y remitido al Ayuntamiento, el gobierno andaluz reconoce que el Silo lleva años “al límite de su capacidad” en “un edificio que además no reúne las características idóneas para la conservación de piezas arqueológicas” ya que inicialmente fue concebido como almacén de grano. “Urge buscar una solución que permita dotar al Museo de una nueva infraestructura con carácter de área de reserva, que permita unas condiciones óptimas de conservación del patrimonio arqueológico de Córdoba y su provincia”, reclama.

“Esta infraestructura daría respuesta a las actuales necesidades de un museo del siglo XXI, que concibe sus áreas de reserva de un modo nuevo que, lejos de considerarse lugares secundarios, pasan a convertirse en centros neurálgicos de la institución museística: en ellas se reciben materiales y se atiende a los investigadores, se gestiona la documentación sobre las colecciones y también su préstamo para exposiciones temporales de otras instituciones y para el propio museo. Esta iniciativa permitiría que Córdoba ingresara en el reducido grupo de museos que cuentan con áreas de reserva externa con estas características”, argumenta la directora general.

Un solar de 7.000 metros

Para ello se reclama una parcela que es del Ayuntamiento y que se llama Huerta de San Pedro. El solar tiene casi 7.000 metros cuadrados de superficie y urbanísticamente está calificado como dotacional. Es decir, no habría que modificar la ficha urbanística.

La propuesta de la Junta de Andalucía pasa por levantar un edificio de unos 4.000 metros cuadrados de una sola planta. Se ha calculado una inversión de 6,2 millones de euros, con los que financiar los trabajos previos, los honorarios de los técnicos y también el coste de las propias obras. La Junta, de hecho, incluye el proyecto en el programa Feder que concluye en el 2027.

La Consejería de Cultura también calcula que tardaría un año aproximadamente en redactar el proyecto de construcción y otros dos años más en construir el nuevo edificio. Mientras tanto, la actividad arqueológica en Córdoba no cesa y el antiguo Silo sigue llenándose de diferentes piezas.

El Ayuntamiento de Córdoba, por su parte, ya ha aprobado la cesión del solar. En el acuerdo, le da a la Junta cinco años para iniciar las obras y señala que el periodo de cesión es de 30. Posteriormente puede ser renovado.

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