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Casi tres años esperando una licencia por la falta de entendimiento entre Urbanismo y la Confederación

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Alfonso Alba

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La familia Caballero solicitó a principios del año 2017 una licencia de obra para construir un proyecto de ocho apartamentos turísticos en un solar de Miraflores. Antes, había demolido la edificación existente, que estaba en ruinas. Más de dos años y medio después, el solar sigue tal y como lo dejó en la primavera del 2017 (aunque con bastantes más jaramagos), la inversión para ejecutar la obra congelada y la licencia de obras pendiente de que la Gerencia Municipal de Urbanismo y la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir se pongan de acuerdo sobre cómo hay que aplicar el decreto de 2016 con el que el Gobierno quería evitar el más mínimo riesgo de inundación.

El proyecto de obra, previsto en la calle Procónsul Metelo Pío de Miraflores, ya ha diseñado las medidas revistas en el Reglamento del Dominio Público Hidráulico de 2016. No tiene previsto ningún sótano y la primera planta es como una especie de búnker. Eso sí, el lugar en el que está emplazado no es de los que mayor riesgo. Al contrario, se localiza en la zona llamada de “flujo preferente”. Es decir, es zona inundable, pero solo una vez cada 500 años. Tendría que ocurrir una riada histórica, con el Guadalquivir campando a sus anchas por la calle Lineros, para que anegase completamente su solar o lo que quiere construir ahí.

El problema para que se le conceda la licencia de obras está, actualmente, en la falta de consenso entre la Confederación y la Gerencia. Las dos administraciones “se echan la pelota” y no se ponen de acuerdo sobre quién tiene que firmar la autorización, con la normativa en la mano. Y es un problema que comparte con otro proyecto de hotel, también en zona de flujo preferente, proyectado por Barin y el Grupo Sojo a escasos metros de su solar. Eso sí, hay otra promoción justo en la Acera Mira al Río, en una zona más próxima al Guadalquivir, que ya ha iniciado las obras.

La familia Caballero pidió la licencia de obras en marzo de 2017, cuando estaba demoliendo la edificación existente en el solar. Tras numerosas consultas sobre el estado del expediente y pasados 11 meses desde que se solicitó la licencia, se seguía sin recibir un informe técnico en la Gerencia Municipal de Urbanismo. Tras varias quejas y consultas, este informe, vital para que siga adelante el proyecto, no está hasta mayo de 2018. Tras atenderlo y resolverlo, pasan cuatro meses más. En septiembre de ese año es definitivo. Pero entonces, aparece la Confederación Hidrográfica.

“Tras consultar en la Gerencia Municipal de Urbanismo sobre cómo proceder, se nos indica que no se dé respuesta a su informe, ya que los presidentes de ambas administraciones están estudiando qué usos se verán afectados, y que en un plazo de unos tres meses se nos informaría”, lamenta Leonardo Caballero. Esos tres meses se convierten en ocho, y “seguimos igual que al principio”, ya que “no hay acuerdo entre administraciones”.

Eso sí, cuando comprueba cómo hay otros solares próximos donde ya se está edificando, Caballero decide responder a la Confederación. Pero la sorpresa es que la Confederación sostiene que la administración competente para resolver su caso es la Gerencia. Es decir, este promotor no tiene quién le firme su proyecto.

Fuentes jurídicas consultadas por este periódico señalan que la Confederación es quién tiene que autorizar usos en la zona de servidumbre y policía de los cauces. Eso sí, cuando haya obras nuevas en zonas de flujo preferente, según las fuentes, la competencia pasa a ser de la Gerencia Municipal de Urbanismo.

Este no es el único caso. En Cañero, por ejemplo, un vecino ha tenido que vivir en un coche ya que no lograba obtener una licencia para construir una vivienda, tal y como detalló este periódico en el siguiente reportaje.

https://cordopolis.es/2019/01/31/construir-en-zona-inundable-sin-saberlo-los-vecinos-empiezan-a-toparse-con-la-confederacion/

El Reglamento del Dominio Público Hidráulico fue modificado en diciembre del 2016, tras alcanzarse un importante grado de consenso entre las distintas administraciones, tanto en materia de aguas, como de ordenación del territorio y Protección Civil. Este acuerdo permitió que fuera informado favorablemente casi por unanimidad tanto por el Consejo Nacional del Agua como por la Comisión Nacional de Protección Civil.

En Córdoba, este reglamento pasa por evitar que la ciudad siga creciendo hacia el Guadalquivir, hacia aquellas zonas que se puedan ver afectadas por una futura riada. El Gobierno acaba de lanzar una aplicación para calcular a través de ortofotos hasta donde podría llegar el río en caso de riada máxima, aquella que se produce una vez cada 500 años (según la estadística usada en urbanismo para determinar qué suelo es inundable y cuál no). En ese caso, el Guadalquivir alcanzaría unas dimensiones catastróficas y un caudal de hasta 6.144 metros cúbicos de agua por segundo. Para hacerse una idea, en las últimas grandes inundaciones que afectaron a la ciudad se alcanzó un caudal máximo de 2.400 metros cúbicos por segundo. Aquello ocurrió en diciembre del año 2010 y provocó que centenares de casas quedaran dañadas y sepultadas por las aguas de un río que, decían, reclamaba sus escrituras de propiedad.

El retorno a 500 años es, por tanto, una marca excepcional. No significa, tampoco, que jamás se pueda superar. Es tan solo una manera de calcular lo probable, lo que algún día podría ocurrir en caso de que lloviese de manera muy intensa y durante mucho tiempo, y los embalses de la muy regulada cuenca hidrográfica del Guadalquivir no pudieran retener más agua. El desastre para la ciudad sería absoluto. Parte de su casco urbano consolidado sufriría daños muy graves. Incluso el río alcanzaría al casco histórico. Y no es que no haya pasado ya.

En el siglo XIV el Guadalquivir ya llegó a la plaza del Potro. En riadas posteriores, de las que hay referencia, las barcas llegaban a navegar sin problema por la calle Lineros. Incluso en la gran riada del siglo XX, que no fue la de 1963 (quizás la más recordada), el Guadalquivir campaba a sus anchas por Badanas, Lineros y Mucho Trigo. Ocurrió en 1917.

https://cordopolis.es/2018/08/27/ni-nuevos-sotanos-ni-locales-comerciales-en-bajos-el-sector-sur-se-acuerda-del-guadalquivir/

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