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El traslado de los juzgados provoca el cierre de establecimientos y la caída de las ventas

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Alejandra Luque

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Los cambios siempre producen a la vez miedos y esperanzas. Córdoba, una ciudad caracterizada por cierto inmovilismo -en todas sus vertientes-, mira siempre con cierto recelo aquellas situaciones que puedan variar el orden establecido. Esto es lo que ocurrió cuando, hace más de una década, la Junta de Andalucía anunciara el proyecto de construcción de la Ciudad de la Justicia. Ahora, cuando su funcionamiento es ya una realidad, se cumplen los malos presagios de los comerciantes de la zona en la que hasta ahora se habían ubicado los juzgados: la avenida del Aeropuerto y los calles aledañas. Junto al traslado de estos edificios, 700 jueces, magistrados y funcionarios han cambiado su lugar de trabajo y, con ello, sus lugares de consumo diario. Una cifra que llega al millar de personas que se acercan a la Ciudad de la Justicia a diario, tal y como estimó la Consejería de Justicia.

La cafetería Don Jamón ha sido el primer negocio que se ha visto afectado por esta nueva situación. Después de más de dos décadas de trabajo, los dueños de este establecimiento han tenido que echar el cierre debido a la caída de ventas, lo que ha imposibilitado seguir. Pero, desgraciadamente, no es el único que ha notado este cambio. Un paseo por la avenida principal nos ofrece una desalentadora panorámica general.

José Rafael Palma es el propietario de Más que cañas, el bar que se encuentra justo al lado de Don Jamón. Reconoce que las ventas en su negocio han caído, sobre todo, por la mañana, unas pérdidas que estima que son del 80%. Este bajo consumo se extiende también a las horas del mediodía, aunque el descenso en este caso no ha sido tan desorbitado. Ante esta situación, Palma explica que lo único que le queda es reciclarse y bajar “los precios para ofertar más por menos. Otra cosa no hay”.

En la calle Tomás de Aquino nos encontramos con una situación similar. Es el caso de la cafetería Sabor Moreno, donde aproximan la caída de ventas en torno a un 15%. Este establecimiento lo regenta Juan Antonio Moreno, quien incide en las declaraciones de José Rafael Palma al asegurar que “donde más se ha notado esta situación ha sido en los desayunos y en algunas tardes” dadas las guardias que se realizaban en los juzgados. En este caso, los hermanos Moreno intentan mantener sus ventas gracias a los productos dulces y salados que ofrecen y al consumo que les llega gracias a la Delegación de Educación de la Junta de Andalucía, que se encuentra en esta misma calle.

Pero el traslado de los juzgados no entiende exclusivamente de establecimientos de restauración. Empresas como peluquerías o administraciones de lotería también se han visto perjudicadas. “Quien diga que no le ha afectado, miente”, asegura una trabajadora, que prefiere mantenerse en el anonimato. En la calle Alcalde Velasco Navarro tiene su estanco José Navarro, quien se lamenta de la situación y también reconoce la bajada de ventas, que en su caso está siendo de un 50%. A pesar de la situación, el empresario pide urgencia a la Junta de Andalucía para que le busque otros usos a los juzgados. En esta misma calle podemos ver hasta tres carteles de Se vende o Se traspasa. Eso sí, la entrada de unos trabajadores en un edificio en obras nos muestra las ganas de potenciar esta zona. Y es que para el próximo 9 de marzo se prevé la apertura de otro bar, que llevará como nombre ¿Y por qué no?

El sector del taxi también se ha visto dañado, aunque con menores consecuencias. Durante años, los juzgados han disfrutado de una parada de taxis colocada en la avenida del Aeropuerto, que se nutría tanto de estos edificios como de los usuarios que acuden al centro de diálisis de la calle Perpetuo Socorro. Tal y como explica el presidente de la Asociación de Autónomos del Taxi (Auttacor), Miguel Ruano, esta parada “tan emblemática” se mantiene porque se ha tenido en cuenta “los usos que se prestan, además de a los juzgados”. Por ello, y para adaptarse también a la demanda, Auttacor ha pedido que esta parada se reduzca de seis a cuatro coches. Ruano señala, además, que la Ciudad de la Justicia sí cuenta con una parada “potente” de taxis -de entre 13 y 15 coches- dada la previsión que estimó la secretaría judicial, responsable del traslado de personas que “potencialmente vistan la Ciudad de la Justicia”, apunta.

Sin embargo, la situación descrita por estos hosteleros choca frontalmente por la argumentada por Diego Vega, uno de los propietarios de La Abadía. Según el hostelero, su negocio se ha visto afectado “mínimamente” ya que los “salones siempre están llenos”. No obstante, esta empresa dispone de dos locales contiguos en los que en uno de ellos se están llevando a cabo trabajos de remodelación para adaptar estos salones a la demanda.

Y mientras que esto ocurre en una zona de la ciudad, otra está renaciendo tras encontrarse aletargada por el azote de la crisis. Nuevos establecimientos y aumento de ventas son la otra cara del traslado de los juzgados. En líneas generales, los hosteleros reconocen el aumento significativo del consumo, como ocurre en el bar Los Merino, que señalan la subida en torno a un 40%. Además, la Ciudad de la Justicia ha provocado que el barrio se haya revalorizado y que hayan aumentado tanto el precio de los pisos como el de las cocheras. Sólo un ejemplo: el alquiler de un negocio de apenas 38 metros cuadrados ha elevado su precio hasta los 1.000 euros. Ahora, los empresarios de la zona del Aeropuerto esperan soluciones por parte de las administraciones para que los efectos de esta situación reviertan cuanto antes.

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