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ZUMOSOL
Los trabajadores de la fábrica de Zumosol, tras el acuerdo: “David venció a Goliat”

Trabajadores de Zumosol acampados en la fábrica.

Noviembre ha llegado con la mayor de las sorpresas para los 38 trabajadores de Zumos Palma, verdaderos damnificados de la venta fallida de la planta de exprimido por parte del propietario de la misma, el fondo de inversión Toksöz, a Central Andaluza de Gestión y Suministros Plásticos (Cegeplas). Casualmente fue en noviembre de 2021 cuando comenzó la odisea para estos empleados, quienes, de la noche a la mañana, se vieron técnicamente sin trabajo, sin indemnización y con nóminas sin cobrar. Un año después, festejan el acuerdo alcanzado con la empresa y junto a CCOO y la firma de abogados palmeña Mancilla&Spínola. Contentos con el resultado, afirman que todo es fruto de “la lucha” que emprendieron desde diciembre del pasado año, cuando acamparon en las instalaciones de la fábrica en Palma del Río.

Durante casi un año, aquellos terrenos han sido su hogar. Por turnos, el campamento siempre estuvo sitiado. Nunca estuvo abandonado. Ni en fechas tan señaladas como Nochebuena, cuando el portavoz de los empleados, Fernando Trujillo, y su primo Antonio echaron la noche allí. Porque la lucha no podía entender de festivos. Ahora, es el propio Trujillo quien reconoce que, “si no hubiera sido por esta lucha, la situación se hubiera alargado en los juzgados durante años”.

Trujillo estaba exultante este lunes. Poco después de filtrarse el acuerdo, el trabajador mandaba un mensaje a sus conocidos en el que daba las “gracias a todas las organizaciones, partidos políticos y particulares” que les han ayudado en esta “larga batalla”. “David venció a Goliat”, decía Trujillo un año después de que comenzara la pesadilla que supuso la frustrada venta de la fábrica donde llevaba décadas trabajando.

Los problemas comenzaron el 10 de noviembre de 2021, cuando Cegeplas se hizo cargo de la planta de exprimido de Zumos Palma, comercializadora de la marca Zumosol, pero solo unos días más tarde anunció que renunciaba al contrato por incumplimiento del mismo por parte de Toksöz, dando de baja a los 37 trabajadores de la Seguridad Social. Esta situación los dejó en un limbo laboral: no tenían trabajo y tampoco habían sido despedidos. Durante los tres primeros meses no cobraron prestación por desempleo, por lo que tuvieron que recurrir a ahorros. Quienes los tenían, claro. Los que no, pidieron préstamos y ayuda a sus familias.

Casi desde el principio, la plantilla comenzó un encierro indefinido, que consiguió atraer la atención sobre lo que estaba ocurriendo. En primera instancia, consiguieron que se les diera el subsidio de desempleo gracias a la mediación del SEPE. Con posterioridad, la Inspección de Trabajo declaró que sus despidos “no eran legales”, y hasta la Guardia Civil inició una investigación para averiguar cómo se produjo la presunta adquisición de la fábrica y la posterior renuncia por parte de Cegeplas, una compañía que, tras investigar los trabajadores, resultó que tenía un capital social de 3.000 euros, claramente insuficiente para gestionar la planta de envasado.

Así, tras varios meses de encierro, los trabajadores confesaban que sus pocas esperanzas estaban en el juicio, previsto para septiembre. El acuerdo conseguido es todo un respiro para los trabajadores. El fondo de inversión abonará las indemnizaciones correspondientes por despido improcedente, que ascienden a más de 1,3 millones de euros, y también los salarios pendientes de pago –que son algo más de 261.000 euros– antes del 28 de febrero de 2023.

“Esto es una alegría inmensa después de todas las penurias que hemos pasado. La empresa ha dicho tantas mentiras que pasa como en el cuento del lobo, que no te la crees y la verdad es que ya me veía durante años en juicios y esperando sentencias”, reconoce Trujillo. Desde el pasado viernes, día en que se firmó el acuerdo, los trabajadores han levantado el campamento, además de haberse comprometido a cerrar todas las acciones judiciales emprendidas.

Futuro para la fábrica

El acuerdo suscrito también abre otro horizonte para el futuro de la fábrica y facilita que posibles inversores puedan retomar la actividad de la empresa. “Lo que los trabajadores queremos es que llegue alguna entidad y la llene de actividad, ya sea de naranjas o de aceite de oliva”. El pasado mes de mayo, la consejera de Empleo de la Junta de Andalucía, Rocío Blanco, visitó a los trabajadores en el campamento, asegurándoles que había “posibles inversores” interesados en la planta, pero la situación en la que tanto Cegeplas como Toksöz habían dejado a los empleados hacía imposible la compra. Nada más se sabe de estas operaciones.

Hasta que llegue ese momento, si es que llega, los trabajadores afrontan su futuro vital y profesional con unas gafas completamente diferentes a las de hace unas semanas: “Ahora nos pondremos al día con los préstamos y a buscar trabajo”.

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