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La construcción cordobesa no encuentra trabajadores

Albañiles trabajando en una construcción de pisos

Alfonso Alba

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Hace algo más de una década, el sector se hundía y perdía empleo a chorros. Los albañiles se reciclaban en otros trabajos, principalmente la hostelería. Muchos mayores no pudieron hacerlo y en este tiempo incluso se han jubilado, con pensiones mucho menores a si hubieran llegado a los 65 años trabajando. Pero ahora mismo, el sector de la construcción está viviendo una especie de renacimiento que es casi imposible encontrar a un albañil cualificado que esté en el paro.

Esta realidad es admitida tanto por sindicatos como por empresarios. Y ambos coinciden en algo: la crisis del ladrillo fue tan destructiva que hizo que muchos trabajadores se reclicaran y abandonaran el sector para siempre. Tras años de crisis, la construcción no se convirtió en una profesión precisamente atractiva. Por eso, cuando el sector ha remontado ha acabado empleando a los albañiles que aún quedaban. Pero es incapaz de encontrar a profesionales bien formados en unas obras que han cambiado mucho en una década. Y eso está provocando un tapón que hace que muchas obras no empiecen, otras se retrasen y otras, sencillamente, se abandonen.

Los datos concretos sobre la evolución del empleo de la construcción en la provincia de Córdoba los maneja la patronal Construcor. Su secretario general es Francisco Carmona, que es el que maneja los números exactos. Según la última Encuesta de Población Activa (EPA) publicada en julio, y referida al segundo semestre del año, la construcción emplea en la provincia de Córdoba a 18.000 personas. Es la cifra más alta de los últimos años. Eso sí, según la encuesta, habría 21.700 profesionales en la provincia. Muchos ya han sido empleados y otros no pueden serlo “por falta de cualificación”, según Carmona.

Antes de 2008, la construcción empleaba al doble de trabajadores que ahora. A nivel nacional, recuerda el secretario general de Construcor, había 2,6 millones de ocupados en el sector. Tras la crisis del ladrillo, el número de profesionales activos se redujo a 1,3 millones. La misma evolución siguió la profesión en Córdoba. La inmensa mayoría o se jubiló o se recicló en otros sectores, especialmente en la hostelería. En Córdoba, en el año 2017 el sector volvió a despertar y a generar empleo. Entonces, recuerda Francisco Carmona, el sector empleaba a 16.300 personas. Ahora son 2.000 más. Y muchas empresas necesitan más trabajadores. Aunque hay más de 3.000 supuestamente disponibles, el problema es que “no reúnen las condiciones de formación y cualificación” necesarias, explica.

Los sindicatos añaden otro argumento de peso a la falta de albañiles en provincias como Córdoba: “no es un trabajo en absoluto atractivo”. El secretario general de Construcción de CCOO en Córdoba es Antonio Salazar, un histórico del sector. “Las condiciones no son ilusionantes para nadie”, lamenta. Salazar asegura que “aunque hay honrosas excepciones” es algo “general” que casi ningún trabajador cobra lo pactado en el convenio colectivo de la construcción en Córdoba para un trabajo que, además, es muy duro y penoso. Según el convenio, un oficial debería ganar algo más de 1.800 euros al mes de media en la provincia de Córdoba. Al contrario, sostiene Salazar, los oficiales cobran unos 1.300 euros al mes y los peones apenas llegan a los 1.200.

“Son trabajos muy esporádicos, de poco tiempo, los profesionales se buscan la vida en otros sitios y sectores”, explica Salazar, que argumenta que muchos prefieren “coger trabajos” de más a largo plazo que por meses.

Ahora mismo, la situación es muy diferente a la de 2008. Los sindicatos aseguran que entonces la construcción era un sector “muy bien pagado”. Salazar asegura que en aquellos años muchos jóvenes “hacían mal” y “abandonaban sus estudios” por trabajos que eran “muy duraderos” y se veían como seguros, y además estaban muy bien pagados. Ahora, a su juicio, es un empleo que no se sabe lo que va a durar y que no está bien pagado. La clave, sostiene, está en la política de subcontratas. “Muchas constructoras pactan precios para obras incluso con administraciones en los que ya se sabe que no van a pagar a sus trabajadores según el convenio colectivo”, denuncia. “Ese es un hándicap al que tendrán que poner solución los empresarios”, sostiene. De lo contrario, la construcción “no será un sector atractivo” para el empleo y será cada vez más difícil encontrar trabajadores.

Los empresarios quieren mejorar la formación de los trabajadores a los que contratar. “Los sindicatos son conscientes de este tema”, sostiene Francisco Carmona, de Construcor. “La contratación recae sobre las empresas, hemos tomado la iniciativa y hace un par de meses empezamos con la delegación territorial en Córdoba para cambiar impresiones”, ha expresado. El problema de la falta de formación está provocando problemas en las obras. “En estos años se han producido cambios en diseños de obras, tenemos que dar cumplimiento a exigencias en la mejora de la eficiencia energética, fachadas ventiladas, etcétera”, relata Carmona. Si los trabajadores no están formados “hay determinados momentos en los que se producen colapsos” porque “al final esa falta de mano de obra hace que los trabajos se vayan ralentizando”.

Los precios de los materiales se disparan

Además, el sector de la construcción cordobés se enfrenta a un sobrecalentamiento que puede llevarlo también al colapso. A pesar de la presunta fiebre de nuevas obras y a que las administraciones buscan impulsar la economía potenciando las infraestructuras, la falta de mano de obra y también de materiales está provocando un frenazo. “Las plantas de ensamblaje en el sector del automóvil raro es el mes que no tienen que parar la producción porque no disponen de los materiales suficientes”, explica Carmona. “Nosotros también estamos afectados. Es un problema coyuntural. En 2020 hubo una serie de actividades que se pararon” y ahora hay poco stock de cemento, cobre o acero.

“La mayor parte de los países en economía globalizada están reaccionando poniendo en marcha importantes planes de ejecución de infraestructuras que tienen vinculación con la recuperación, transformación y resilencia”, relata el secretario de Construcor. “Todos los países han diseñado una política en la que estas infraestructuras tienen un papel claro. Se va a producir una sobredemanda de determinadas materias primas. Si a eso le unimos que todavía los fabricantes no están a plena producción, hay cosas que tenemos aquí, pero hay otras que dependemos de fuera”, asegura. 

Es decir, hay más demanda que oferta y cuando eso ocurre “no es fácil de resolver a corto plazo”. El sobrecoste de los materiales de obra, que se calcula en un 20%, conlleva un problema añadido: en muchas contrataciones públicas los pliegos han previsto precios que ya se han quedado antiguos. En otras obras en marcha, se están produciendo sobrecostes que las empresas no pueden cubrir. La ley de contratación actual lleva a las constructoras a pujar bajando mucho las ofertas. Muchas van ya al límite y en ocasiones llegan a abandonar las obras a medio hacer. “Si no se actualizan los precios las empresas no van a poder licitar, ya que de lo contrario van a palmar”, sostiene Carmona. “Ya estamos viendo procesos de contratación de obras que están quedando desiertos”, concluye.

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