“Queremos 'jugones'. No explosiones”
La calle Imágenes se solidariza con los niños refugiados de la guerra de Siria y se llena de juguetes y carteles elaborados por 130 niños de tres colegios
Pasear por la calle Imágenes transporta a un mundo de sueños, niñez y felicidad. Está plagada de juguetes y carteles dirigidos a los miles de niños que huyen de la guerra “dejando atrás sus amigos, sus colegios y sus juguetes”. Un pequeño cartel a la entrada de la calle explica el porqué de la existencia de tantos peluches pendientes de un hilo. Como la vida de estos niños, que llevan años sufriendo una guerra que ha provocado el florecimiento del tráfico de personas y de las redes de explotación sexual.
La calle Imágenes aún no está terminada. Pero los medios ya se hacen eco de lo que allí esta ocurriendo. Y es que, por estas fechas ya se espera que el artista Goval sorprenda con algo nuevo. Lleva 12 años “interviniendo” la calle a través de lo que se conoce como la estética relacional. Tal y como explica Goval, “lo que actualmente se ve en la calle son los residuos de una escultura: las relaciones personales entre los vecinos. Y es que, esta técnica lo que busca es una excusa para salir de casa y hacer algo en común”.
Goval reconoce que “esta iniciativa ha ido evolucionando a lo largo de los años” y que, incluso, “ha adquirido una temática”. Y así lo muestran los pequeños cuadros conmemorativos que decoran la calle. La mejora del río, un homenaje a las mujeres maltratadas o la defensa de la candidatura de Córdoba para la Capitalidad Cultural son algunos de los temas que Goval ha tratado durante estos años.
Además de una cita donde relacionarse, el artista apunta que también busca un punto de actualidad en el tema a tratar. Por ello, este año “se decidió hacerlo sobre los niños refugiados”. Y esta temática ha marcado el punto distintivo con respecto a las demás ediciones ya que es la primera en la que participan niños. Concretamente, 130 escolares de los colegios Colón, López Diéguez y Ferroviario. Goval cuenta cómo llevaron la idea a las escuelas. “Todo empieza cuando a los chicos se les pregunta qué pasaría si tuvieran que elegir un juguete para ir a una guerra. Cuando ya lo tienen decidido, se les dice que no pueden llevar ninguno. Es ahí cuando miran extrañados y ya se ponen un poco en situación”.
De esta manera, Goval, en compañía de la organización Córdoba Solidaria, ha recogido juguetes durante un mes. Hoy, hay más de mil piezas colgadas a lo largo de la calle, pero aún quedan juguetes en el almacén. Junto a ellos, aparecen colgadas cartulinas de todos los colores con mensajes de todo tipo: Queremos jugones. No explosiones, Levanta la vista y ven a jugar a Córdoba, No todos somos iguales. Algunos queremos jugar con vosotros. Aunque diferentes en la forma, todos coinciden en el contenido: una llamada de bienvenida a todos los niños refugiados.
Peluches y cartulinas son los elementos que se extienden a lo largo de la calle. Sin embargo, y al llegar al centro, aparecen los aspectos más cruentos de la guerra. Fotografías de padres con sus hijos huyendo de una barbarie ante la desidia de las organizaciones internacionales. Estas fotografías están “manchadas” de tinta roja que asemeja a la sangre derramada durante el conflicto. Además, y colgadas entre dos rejas, un par de telas blancas con elementos pictóricos hechos a mano hacen de nuevo hincapié en el tinte sanguinario de la guerra. Este lado más artístico, al igual que duro y real, es fruto del pintor Pepe Amate.
A la calle Imágenes aún le queda la parte más lúdica. “Hemos buscado qué tipo de juegos podemos pintar en el suelo y nuestra intención es llenar toda la calle. Ya está pintada una oca pero también dibujaremos un Tres en raya, una rayuela y un salto de longitud que, en lugar de usar metro, se mita todo mediante colores”, explica. Goval. “En realidad, dibujaremos todo aquello que se nos ocurre”, apunta el artista.
0