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Bretón, ante los forenses

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Alfonso Alba

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Arranca la recta final del juicio al padre de Ruth y José, que tendrá que escuchar esta semana cómo una docena de peritos tratan de demostrar que los huesos de la hoguera son los de sus hijos

La pasada semana, José Bretón miraba fijamente a la pantalla en la que se estaban proyectando las fotografías de los huesos encontrados en la hoguera de Las Quemadillas. Con sus ojos que apenas parpadean, Bretón miraba impávido las imágenes de lo que todos los informes forenses apuntan como los restos de sus dos hijos, Ruth y José, de seis y dos años, desaparecidos el 8 de octubre de 2011. La abogada de su ex mujer, María del Reposo Carrero, quería que los policías que participaron en la inspección de la hoguera certificaran, visualmente, que los huesos que estaban viendo eran los mismos que recogieron el 10 de octubre de 2011 de la hoguera de Las Quemadillas. Todos dijeron que sí, que eran esos y que las fotos las hicieron ellas. Bretón no se inmutaba. Miraba las fotografías y, después, a los policías que declaraban.

Esta semana, el juicio contra el padre de los pequeños entra ya de manera definitiva en la fase pericial. Una docena de forenses, encabezados por el profesor de la universidad  del País Vasco Francisco Etxeberria, intentarán dar una nueva lección magistral de anatomía humana para despejar cualquier resquicio de duda que le pueda quedar al jurado popular sobre si esos huesos pertenecen o no a Ruth y José. Bretón sigue diciendo que no, que es “una aberración” esa afirmación. El primer día, cuando su abogado defensor, José María Sánchez de Puerta, se presentaba al jurado popular ya dejó caer que morfológicamente esos huesos no eran humanos.

Eso fue, precisamente, lo que apuntó aquel 10 de octubre de 2011 la antropóloga Josefina Lamas, que declarará el próximo martes. Lamas, que posteriormente rectificó, dijo que los huesos hallados eran de animal y no de niños. En agosto de 2012, el forense vasco Francisco Etxeberria dijo lo contrario, que los huesos eran de niño y añadió que pertenecían a dos pequeños de seis y dos años de edad.

A los restos no se le ha podido extraer el ADN por la extraordinaria temperatura que alcanzó la hoguera prendida por Bretón, superior a los 1.000 grados centígrados (algo que también se analizará esta semana). Sin embargo, al instructor del caso, el juez José Luis Rodríguez Lainz, no le cabe ninguna duda de que pertenecen a los pequeños Ruth y José. De lo contrario, ¿de quién son entonces?

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