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2020, el año de la gran crispación política que se suavizó en Córdoba

El teniente de alcalde de Hacienda, Salvador Fuentes (dcha) habla con el alcalde, José María Bellido, antes de un Pleno | RAFA MELLADO

Alfonso Alba

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2020 ha sido un año hiperbólico para la política en España. Antes incluso de que estallase la pandemia en el mes de marzo la crispación en el país alcanzaba cotas que solo se recordaban a la primera legislatura de José Luis Rodríguez Zapatero, después del 11-M y los atentados de Madrid. Pero esa hipérbole, esa ola de crispación, también ha llegado a Córdoba. No obstante, la política nacional ha acabado por eclipsar a la local.

Si hubiera que resumir el año político, la novedad en Córdoba sería esa. La política de bloques es tan visible como lo fue en el mandato anterior. Pero la crispación es, quizás, hasta más suave a la anterior, a pesar del enorme impacto de una pandemia que lo ha cambiado todo para siempre.

El único atisbo de esa enorme crispación que azota a la política nacional se vivió en noviembre, cuando el equipo de gobierno del Ayuntamiento de Córdoba se apresuró a retirar un cartel contra la violencia machista al considerar que se malinterpretaba el papel de todos los padres. El cartel fue presentado con motivo del 25M y apenas duró un Trending Topic de Twitter. Vox azotó con el mensaje, y el PSOE e IU también lo criticaron. La concejala de Igualdad, Eva Timoteo, de Ciudadanos, tuvo que pedir perdón y el alcalde, José María Bellido, insistió en que todo fue un error. Una semana después ya no se hablaba del cartel.

En el mandato anterior, casi cada acción del cogobierno del PSOE e IU se convirtió en una polémica. La más sonada quizás fue la supuesta intención del equipo de gobierno de trasladar un cuadro de San Rafael del vestíbulo de Capitulares, algo que nunca llegó a hacer pero que le generó una riada de críticas. En el actual, el alcalde, José María Bellido, siempre ha dicho que busca huir de las polémicas que marcaron al gobierno que le precede.

Quizás porque los equilibrios políticos en Capitulares están trocados con los del Congreso o quizás por la experiencia anterior, en Capitulares la crispación no alcanza los niveles de la política nacional. Ni la presencia de Vox, con dos concejales y sostén del equipo de gobierno de PP y Ciudadanos, genera situaciones extremas. Más allá de que ya no hay declaraciones institucionales para condenar la violencia machista o de que de vez en cuando Vox le atiza al cogobierno, su presencia en Capitulares aporta estabilidad al equipo de gobierno, que ha dejado de negar sus pactos.

El PSOE ha intentando ofrecer su mano. Su portavoz y exalcaldesa, Isabel Ambrosio, siempre repite la frase de la “mano tendida”, sobre todo desde que estalló la pandemia. Pero PP y Ciudadanos siempre llaman primero a Vox para negociar ordenanzas fiscales, presupuestos y votaciones clave. Que no siempre ganan. Si de algo se han dado cuenta en el PP y Ciudadanos en este 2020 es que en el Pleno del Ayuntamiento de Córdoba no tienen mayoría absoluta, y que cuando actúan como si la tuvieran acaban perdiendo. Sucedió con el pliego para externalizar los grandes conciertos del Festival de la Guitarra, que finalmente no pudieron sacar adelante precisamente por la oposición de Vox.

Eso sí, la única vez en la que el PP y Ciudadanos han optado por pactar algo con Vox ha sido, curiosamente, cuando han logrado sacar adelante un gran paquete de medidas. Populares, naranjas, el PSOE, IU y Podemos pactaron invertir los remanentes de la tesorería del Ayuntamiento (una vez que el Gobierno los liberó, algo contra lo que el alcalde batalló especialmente) en un ambicioso plan de choque. Por ejemplo, los 4,5 millones de euros que se acaban de aprobar en ayudas a autónomos de la ciudad vienen de ahí. O el plan de bonos para el comercio cordobés. O un plan de obras en la ciudad. Solo Vox se descolgó de este gran acuerdo de ciudad. Pero sin grandes titulares, portadas o polémicas.

En Capitulares la vida política transcurre de una manera más apaciguada a lo que se nota en las calles. 2020 ha sido el año de la pandemia y de una extraña manera de hacer política y protestar. En Córdoba también se vivieron caceroladas y hasta protestas contra el estado de alarma. No demasiado numerosas pero tampoco escasas. Más allá de la presencia de concejales de Vox, pocos protagonistas de la política local estuvieron presentes en las mismas.

En 2021, el alcalde alcanzará el ecuador de su mandato. Para entonces, muchos de sus votantes esperan que se logren desbloquear los proyectos que llevan años eternizándose. El propio regidor ha admitido que el Ayuntamiento tiene un problema con la burocracia. En la oposición lo criticó enormemente, pero ese nudo gordiano que es la administración local sigue enredado. Para su ecuador espera que se vayan desatascando algunos asuntos que no acaban de arrancar.

Por ejemplo, el plan de obras en las calles es casi calcado al que dejaron en el mandato anterior el PSOE e IU. Hasta este mes de diciembre se ha presentado un proyecto privado de una plataforma logística que fue anunciado por Pedro García cuando todavía dirigía la Gerencia Municipal de Urbanismo.

Porque si hay algo que caracteriza a la vida de Capitulares es la falta de personal y el progresivo envejecimiento de la plantilla. La pandemia paralizó oposiciones, pero una vez reactivadas la gran contratación de trabajadores para sacar el Ayuntamiento adelante sigue sin producirse. Y sin soldados hay pocos capitanes que puedan luchar en condiciones en una guerra. Más allá de la política está el factor humano.

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