Mide tu tiempo
¿Quién puede regalar (o regalarse) un reloj en estos tiempos de escasez y de tan pocas alegrías monetarias? Menos personas que antes, eso es obvio. Aunque también es cierto que la acumulación de riqueza que se viene constatando desde el inicio de la crisis va a multiplicar los cronómetros de lujo que los ricos-riquísimos podrán adquirir esta Navidad de 2015, de la misma forma que una mayoría de humildes consumidores seguirá teniendo a su alcance adquirir un nuevo reloj gracias a la oferta de productos BBB (buenos, bonitos y baratos ) y al pago a plazos, sobre todo.
Los hábitos han cambiado. Quizás ya no se usan los relojes como antaño, cuando los padres los regalaban a sus hijos para que les acompañasen toda la vida. Ahora se tienen varios, se combinan según el atuendo. O los dejamos de llevar en la muñeca y miramos la hora en el smartphone. De cualquier modo, un reloj es un complemento indispensable cuando se viste elegantemente, destila trascendencia y contenido simbólico y puede ser tanto una joya de gran valor como la continuación de nuestro teléfono inteligente, si optamos por un smartwatch como los que han creado Sony y Samsung y próximamente lanzará Apple.
Frente a tanta innovación y apego a estar siempre conectados, los amantes de los relojes antiguos pueden explorar en anticuarios, páginas especializadas y casas de prestigio en subasta de joyas como la de Fernando Durán y montes de piedad. De pulsera o de bolsillo, incluidas las leontinas, pueden encontrarse en muy buen estado de conservación.
También, de moda, con diseño clásico y desde un precio medio hasta asequibles, los ofrecen marcas como Swatch, Casio,
Ice, Lotus,
Maurice Lacroix,
Seiko, Calvin Klein, Oxygen o la colección solidaria contra el hambre de Michael Kors.
En la élite encontramos los magníficos Rolex, Cartier, Patek Philippe, Piaget, Audemars Piguet, Jaeguer Le Coultre, Hublot,
Tag Heuer, Isabel Marant, Bell & Ross, Cuervo y Sobrinos o los de Dior. Eso sí, para orientarse en el lujo sirve bastante visitar lugares como Luque joyeros, Grassy o Suárez.
Si nos preguntaran antes de regalarnos un reloj muy caro si preferimos esa gran adquisición o un viaje a lugares famosos por su relojes, quizás algunos responderíamos que lo segundo. Por eso tampoco viene mal recordar con vistas a la Navidad y el año nuevo que Suiza, Viena, Londres o París son destinos para detener el tiempo y vivir inolvidables las horas.
Nota: Las menciones a marcas y productos no llevan aparejada ninguna contraprestación.
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