Dogma BUMM (I) La A: Actitud
Ya estamos en diciembre. Es increíble cómo pasa el tiempo, hace prácticamente un año comenzaba esta maravillosa sección en CORDÓPOLIS.
Este ha sido un año raro. Digamos que para mí ha sido un año de muchos, muchísimos cambios profesionales. Mi empresa ha crecido considerablemente (aspecto que da respeto) y eso ha supuesto afrontar grandes retos, situaciones y, por supuesto, contratiempos.
Desde septiembre a aqui, poco más de 3 meses, hemos afrontado situaciones de todo tipo. Circunstancias que han hecho que por un motivo u otro, por ejemplo, a día de hoy la mitad de la plantilla sea totalmente diferente.
Creo que este ha sido sin duda el reto más importante al que me he tenido que enfrentar. Encontrarme sin equipo ha sido una auténtica aventura. Pero como soy un convencido de que de las malas situaciones es cuando más se aprende, he sacado auténtico “master” en gestión y resolución de problemas en RRHH.
Veréis, gestionar equipos de trabajo es de los aspectos más difíciles que podemos encontrarnos. Si en el ámbito privado las relaciones personales son complicadas, sumarle aspectos profesionales las puede hacer casi imposibles. A todo esto hay que añadir los colectivos, los subgrupos, y algo fundamental: La Actitud.
He descubierto, quizás tarde, que la actitud de un miembro del equipo es más relevante para el éxito de la empresa que su capacidad. Ya puedes ser un “crack”, pero sin actitud tus habilidades quedarán en el limbo. Pero si te faltan habilidades, pero las suples con una actitud brutal -ganas de aprender, de ayudar, de involucrarte (y un largo etc.)- acabarás siendo mucho más valioso para la empresa.
Así que la experiencia de este año me ha hecho acuñar un nuevo término: “los pasadores de día”. He hecho entrevistas, he conocido a gente, he tenido a trabajadores y me he encontrado en todos los casos a este espécimen profesional, el “pasador de día”. Un “pasador de día” es una persona que llega por las mañanas, se pone a hacer su trabajo (cosa fantástica) y cuando termina su jornada laboral se marcha. Y ya está, ha pasado el día. Mañana será otro (que será igual por cierto).
Eso no es lo que necesitan las empresas, al menos las privadas. Los “pasadores de día” no tienen inquietudes, no preguntan a los compañeros si necesitan ayuda, no preguntan si pueden aportar en otro proyecto, les falta iniciativa, etc. En definitiva, no tienen actitud ninguna. Piensan que su objetivo es entrar a trabajar en una empresa, y que una vez que lo hagan ya pueden convertirse en “pasadores” oficiales. Entonces la empresa se pregunta: ¿qué me aportas diferente frente a otros profesionales? Y el “pasador” no tendrá respuesta pues su falta de actitud le impedirá responder como debiera.
A todo esto, no es fácil detectar a un “pasador”. En una entrevista, con CV delante, debes ser muy astuto y tener experiencia para detectarlo. Así que no te frustres, los “pasadores” son como los mosquitos en verano: nunca los ves pero al día siguiente ahí tienes la picadura. Pues estos igual, tarde o temprano aparecen.
Pero no todo es negativo. Hay esperanza. Hay personas con ganas de trabajar y querer hacer cosas. Gente que siempre está dispuesta a ofrecerse y hacer crecer al equipo. Muchas veces se olvida, pero si cada miembro del equipo piensa en qué es lo mejor para el grupo, este crecerá y por tanto todos sus miembros con él. Si, por el contrario, los miembros sólo piensan en que es lo mejor para cada uno de ellos, el equipo no crecerá. En todo caso, alguno de sus miembros individualmente.
Por todo esto, he decidido apostar por la Actitud. La actitud será uno de los pilares de mi empresa para 2020. El talento es importante, pero sin actitud no llega a nada. Así que en BUMM sólo tendrán cabida personas con una buena actitud. Ya me encargaré yo de que su talento salga a la luz.
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