El Partido de la Muerte

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'Evasión o victoria' (o 'Victory', en inglés) es una de las películas que marcó mi infancia, que podemos resumir en esperar a que llegara el colegio para salir pitando a jugar al fútbol. La película, inspirada en una historia real que desde luego acabó bastante peor, es tan irracional como el fútbol: un equipo de soldados capturados por los nazis durante la II Guerra Mundial va a jugar un partido de fútbol contra la selección alemana en París. En el descanso, gracias a la resistencia, se van a fugar desde los vestuarios. Pero el fútbol es irracional.

En la película, los futbolistas (interpretados por Pelé o Stallone) ven que pueden ganar y deciden que no se van a escapar en el descanso, que pueden humillar en el campo y ante miles de espectadores a los nazis. Y ganan, después de que el estadio cante al unísono el himno más bello del mundo, La Marsellesa, y Stallone (oigan, que esto es cine) pare un penalti en el último minuto.

La historia real fue más dura. Un equipo de presos soviéticos forma el FC Start, casi todos exjugadores del mejor equipo del momento, el Dynamo de Kiev. El FC Start se enfrenta a su vez a un equipo de nazis. Los soviéticos son advertidos: o pierden o serán fusilados. Es 1942 y los alemanes aún no han sido masacrados en Stalingrado. Pero el fútbol es así de irracional: el FC Start machaca a los nazis en el campo en el llamado Partido de la Muerte. Los alemanes piden una revancha y vuelven a perder pese a las descaradísimas ayudas arbitrales. Evidentemente, la mayoría de los futbolistas soviéticos murieron después en campos de concentración.

No es un mito. Es una historia real. El fútbol es así. Ganar, ganar y ganar es lo que nos repiten ahora, machaconamente cada vez que sale a entrenar la Roja. Vale. Pero ahí, en ese misterio que tiene embobado a medio mundo, entre el cual me incluyo, hay algo más.

Mañana juega el Córdoba y pasado empieza el Mundial. No hay más preguntas, señoría.